El mismo radar interceptó a un conductor en 35 ocasiones: en 14 de ellas, el exceso fue tal que se convirtió en delito. El hombre en cuestión, de 31 años, fue detenido el pasado 13 de septiembre: pasó a disposición judicial y el coche (un Kia Ceed Tourer) está inmovilizado en el depósito.
Los hechos han tenido lugar en Zaragoza, concretamente en la Ronda Hispanidad: una circunvalación creada para conectar diversos barrios de la capital aragonesa. El radar ubicado en esta vía vigila el límite de esta, que es de 50 km/h. Desde marzo, siempre de madrugada y en la misma franja horaria, este conductor no lo respetó.
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De las 35 infracciones, 21 fueron graves o muy graves. En el caso de las primeras, al ser una vía urbana con un límite de 50 km/h, la sanción llega cuando la velocidad máxima se supera en:
- 20 km/h: 100 euros sin pérdida de puntos.
- 21-30 km/h: 300 euros y resta de dos puntos.
- 31-40 km/h: 400 euros y pérdida de cuatro puntos.
- 41-50 km/h: 500 euros y detracción de seis puntos.
El conductor, en cuestión, cometió infracciones muy graves cuando superó en más de 51 km/h un límite de entre 20 y 50 km/h: en este caso la sanción será de 600 puntos y perderá seis puntos en el permiso.
Excesos que son delito
En 14 ocasiones, los excesos de velocidad se convirtieron en delito. Entre el 3 de agosto y 11 de septiembre, el conductor circuló a velocidades comprendidas entre 118 y 147 km/h.
Estas infracciones, tal y como establece el artículo 379 del Código Penal, pueden derivar en un delito penal: “El que condujere un vehículo de motor o un ciclomotor a velocidad superior en 60 kilómetros por hora en vía urbana o en 80 kilómetros por hora en vía interurbana a la permitida reglamentariamente, será castigado con:
- La pena de prisión de tres a seis meses
- La de multa de seis a doce meses
- La de trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a noventa días
Y, en cualquier caso, con la de privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta cuatro años”.
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.