Aunque la frustración se apoderó de Charles Leclerc tras acabar sexto en el GP de Emilia-Romaña en Imola, nada le impidió darse un pequeño capricho para dejar a un lado la carrera. Y es que el piloto monegasco decidió ir a un McDonald’s para comerse una hamburguesa junto con su novia.
Leclerc no pasó desapercibido porque en vez de entrar en el establecimiento, prefirió acceder al McAuto con nada menos que su Ferrari SF90 XX Stradale. Este coche tiene una potencia de 1.030 CV y aunque el precio base ronda los 800.000 euros, la versión personalizada del piloto puede llegar a los tres millones de euros.
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