La industria de la automoción y la movilidad se encuentra en pleno proceso de transformación y Bergé Auto, uno de los grandes distribuidores españoles, cambia también para adaptarse a nuevos modelos de negocios. La compañía que lidera Jorge Navea, su consejero delegado, pasa a llamarse Astara y aspira a ofrecer todo un abanico de servicios a unos clientes que aparecen en el centro de su estrategia.
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Bergé ha vendido desde 1979 cerca de tres millones de automóviles y se encuentra presente en 14 países de Europa (como Finlandia, Suiza, Holanda o Bélgica) y Suramérica (Chile, Perú o Colombia). En los diferentes mercados distribuye hasta 29 marcas sin actividad propia, una implantación que llegará a 25 países en los próximos años.
Astara quiere pasar ahora al siguiente nivel, creando un ecosistema de movilidad global a través de una sofisticada plataforma tecnológica diseñada por la empresa y que pretende ofrecer cualquier servicio de movilidad que precisen sus usuarios.
En ella se englobarán todos los países en los que opera la compañía y desarrollará los modelos, presentes y futuros, que sean necesarios para satisfacer a sus clientes. La distribución de automóviles seguirá siendo un pilar esencial en su actividad, pero complementado con otros como la venta por internet de coches nuevos o usados, motos, uso por suscripción para privados y empresas, servicios de conectividad…
En definitiva, generar usuarios que trasciendan el papel de compradores, personas que recurran a Astara para solventar cualquier necesidad de movilidad, fidelizando estos perfiles del mismo modo que lo hacen empresas exitosas en otros sectores comerciales o de la distribución. Un entorno que facilite este desafío y que permite a la empresa continuar con su desarrollo adaptándose a una realidad tan cambiante como la que vive la automoción.
El valor de los datos
Una transformación total, incluyendo unas nuevas y disruptivas instalaciones en Alcobendas (Madrid), en las que Bergé Auto ha trabajado durante seis años para llegar al lanzamiento de Astara y su nueva filosofía. La digitalización de su actividad es completa, basada en los datos y su análisis minucioso, constante y el tiempo real.
Las capacidades de su plataforma tecnológica son tales que incluso se ponen al servicio de terceros, ya que permiten anticipar tendencias y adoptar decisiones con una visión global de cuanto ocurre en la automoción.
La distribución tradicional y los servicios de movilidad convergen así para que la experiencia del usuario sea satisfactoria y eficaz, prolongando esa relación en el tiempo más allá de la simple compra de un vehículo. Astara cerrará el ejercicio 2020 con una facturación de 4.400 millones de euros, con una previsión de alcanzar los 5.500 millones el próximo año.
Un crecimiento superior al 37% basado en el mayor volumen de unidades (de 200.000 a 225.000), pero también con el reto de que los ingresos por servicios de movilidad, por el momento residuales, vayan ganando peso poco a poco en el negocio.
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