Corría el año 2011 cuando Aston Martin presentó al mundo un pequeño vehículo urbano que era, esencialmente, su versión del Toyota IQ. Bautizado como Aston Martin Cygnet, fue un completo desastre. Doce años después, su revalorización es tan inesperada como elevada.
Aston Martin confiaba en su pequeño urbano. Llegaba para cumplir con la normativa europea de emisiones y esperaban vender 4.000 unidades al año a pesar de costar tres veces más que el Toyota IQ: 35.000 euros. Sin embargo, sólo 300 personas se atrevieron a comprarlo. Poco más de un año después de su lanzamiento, su producción cesó.
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La revalorización del Aston Martin Cygnet
Ahora, algunos de aquellos 300 osados han visto como la fortuna se ha puesto de su lado. Como si de un ave fénix se tratara, el Aston Martin Cygnet ha resurgido de sus cenizas para convertirse en el modelo de Gaydon que mejor ha mantenido su valor más de diez años después de su lanzamiento.
Según Classic.com, un ‘marketplace’ de modelos clásicos usados, el precio medio de los Aston Martin Cygnet es de 30.800 dólares (28.300 euros, según el cambio actual) con 48.300-80.400 kilómetros en el odómetro. En España hay tres unidades a la venta que oscilan entre los 42.900 y los 69.500 euros.
Comparado con otros vehículos de la casa como el Aston Martin DB9 o el Aston Martin Vantage V8, los precios del Aston Martin Cygnet se mueve en la misma línea o, generalmente, es 2.000-3.000 euros más caros.
¿Cómo ha mantenido su valor?
La principal razón es su rareza: únicamente se vendieron 300 unidades, una cifra que lo convierte en un vehículo extraño. Una escasez que invita a sus propietarios pedir más dinero por él. La segunda razón es que es una versión lujosa del Toyota IQ: los cambios firmados por Aston Martin son notables.
En el diseño exterior, el Aston Martin Cygnet luce la característica parrilla de la marca y un nuevo paragolpes sin olvidar las entradas de aire del capó inspiradas en el Aston Martin V12 Vantage. Estaba equipado, además, con llantas de aleación con diferentes diseños y las manetas de las puertas lucían el nombre del vehículo. En la zaga cambiaron el diseño de las luces para que fueran más deportivas.
El interior del Aston Martin Cygnet marcaba, aún más, las diferencias. La marca de Gaydon sustituyó los plásticos de Toyota por materiales más lujosos como el cuero, visible en asientos, volante, cambio, puertas, consola… Está, también, presente el Alcantara, el aluminio cepillado (empleado alrededor de la palanca de cambios y en las rejillas del aire acondicionado), o la lana de las alfombrillas.
A nivel mecánico, Aston Martin usó la misma configuración mecánica que Toyota había elegido para el IQ: un motor de cuatro cilindros en línea y 1.3 litros, que entregaba 97 CV y tenía un par motor de 125 Nm. Podía ir asociado a una transmisión manual o a una automática CVT. Y aquí reside la tercera razón de su revalorización: un esquema que presume de la fiabilidad de la marca japonesa y que nunca tendría problemas para conseguir piezas de repuesto.
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