El BMW i8 llega al final de su vida. La marca alemana tiene previsto dejar de producirlo en los próximos meses y no hay ningún sustituto a la vista. Actualmente BMW está fabricando las últimas 200 unidades, que forman parte de una serie limitada de despedida denominada Ultimate Sophisto Edition. Con ellas, el modelo superará los 20.000 ejemplares matriculados seis años después de su llegada a los concesionarios.
La historia comercial del modelo arrancó en 2014, cuando los eléctricos y los híbridos enchufables empezaban a asomarse al mercado. Que BMW decidiera lanzar un deportivo PHEV como el i8 era un movimiento arriesgado que, sin embargo, a la postre ha resultado en una vida bastante exitosa.
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Para buscar su origen, no obstante, hay que mirar todavía más atrás: el Salón de Fráncfort 2009 vio nacer al BMW Vision EfficientDynamics, un prototipo de diseño futurista, configuración interior con cuatro plazas, sistema de propulsión híbrido enchufable y tracción integral. La acogida por parte del público fue realmente buena, lo que derivó en el anuncio de su llegada a producción.
Hubo que esperar cuatro años para verlo hecho realidad: hasta 2013 no se presentó la versión de calle, junto con el eléctrico i3, formando una dupla que dio comienzo a la era de la electrificación para BMW, adelantándose unos cuantos años antes que para la mayoría de las marcas del mercado.
El i8 mantuvo casi intacto el diseño del prototipo, con una silueta baja y alargada, con puertas de alas de gaviota, cuidada aerodinámica (Cx de 0,26) y empleo de materiales ligeros como el aluminio y el CRFP, consiguiendo mantener el peso por debajo de los 1.500 kilos, repartidos en proporción 50:50 entre ambos ejes.
El motor eléctrico se asociaba a las ruedas delanteras mientras que el trasero, un 1.5 tricilíndrico biturbo de 154 CV, lo hacía con las traseras, creando una tracción integral híbrida que ofrecía una respuesta óptima. Además, el deportivo era capaz de alcanzar hasta 120 km/h de velocidad punta en modo 100% eléctrico.
En 2017 llegó la última gran actualización del modelo, de la mano de la variante Roadster, largamente esperada. Ambas carrocerías pasaron a montar una batería de 11,6 kWh de capacidad y un motor eléctrico de 143 CV (+12 CV), aumentando la potencia total del conjunto hasta los 374 CV, marcando una aceleración de 0 a 100 km/h en 4,4 segundos para el cupé y en 4,6 para el descapotable, y aumentando su autonomía a 55 y 53 kilómetros, respectivamente.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.