Puede que no los conozca, pero están ahí. Se les distingue por el uso de siglas que para los profanos son como jeroglíficos, por su amor a las concentraciones y su devoción por los talleres. Reconocen cualquier motor por su rugido. Las cuatro ruedas son su religión. Son los coleccionistas de coches antiguos, una tribu que crece en España, a rebufo del tirón internacional. “Desde 2011 el mercado de vehículos clásicos se ha puesto de moda como valor refugio. Se ha convertido en un bien de inversión, que ha dado entrada tanto a nuevos coleccionistas como a inversores, lo que ha provocado una importante subida de los precios”, explica Regis Nicolás, socio de Cochera, empresa de compraventa y restauración de este tipo de automóviles. De hecho, el índice de referencia que elabora Historic Automobile Group International (HAGI) se ha multiplicado por dos y medio desde entonces. Aunque actualmente se está estabilizando.
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Los coleccionistas suelen estar a la sombra, sobre todo si su garaje alberga grandes joyas del motor. Algunos poseen importantes fortunas (véase los casos de empresarios como José María Aristrain, Cipriano Villoslada, José María Fernández Sousa o Guillermo Fierro), pero otros no, la mayoría. Por eso las fuentes consultadas sostienen que “este es un hobby accesible a mucha más gente de lo que se cree, puesto que se puede comprar un Volkswagen Escarabajo clásico desde 2.000 o 3.000 euros y un Ferrari desde 40.000 o 50.000”.
Precisamente por eso odian que solo se hable de coches históricos en los medios de comunicación cuando alcanzan valores estratosféricos en las subastas. Como ha ocurrido este mes. Un Ferrari 250 GTO de 1963 ha sido adquirido por David MacNeil, consejero delegado de WeatherTech, por 80 millones de dólares (unos 67 millones de euros), el precio más alto de la historia; si bien, al no haberse cerrado la transacción en el circuito oficial, no se incluye en el ranking de los clásicos más caros, tal y como informan HAGI y la casa de subastas Bonhams.
Esos valores de escándalo que corresponden a piezas únicas solo están alcance de unos pocos. Y raramente son españoles. “El comprador español es mucho más modesto. Los extranjeros, sobre todo de Estados Unidos, Inglaterra, Alemania y Francia, dominan el mercado y son coleccionistas mucho más meticulosos y exigentes”, aprecia Johann Leibbrandt, director general en España de Bonhams.
Es más, según las empresas de compraventa de coches vintage consultadas, la banda de precios que pagan los aficionados españoles estaría entre 10.000 y 40.000 euros; aunque también hay coleccionistas con presupuestos de 100.000 o 200.000 euros. Los rangos en los que se mueve Ansorena. La firma de subastas made in Spain se ha lanzado al negocio de los automóviles clásicos, donde ve un claro hueco de mercado, según su consejero delegado, Jaime Mato Ansorena, y el mes pasado realizó su primera puja monográfica, después de incluir algunos coches en sus subastas de joyas y arte en el último año. “Con un porcentaje de ventas del 40%, nos movemos en unos parámetros de precios que van de 10.000 a 120.000 euros”, continúa.
¿Y qué autos demandan estos aficionados? Pues se trata de coches manejables con aire deportivo. “Esos siempre funcionan”, dicen en una firma especializada. De los años cincuenta, sesenta y setenta. Y la última tendencia nos lleva a las décadas de los ochenta y noventa, puesto que, como indica Leibbrandt, “este es un mercado muy generacional. Hace 15 años los coches pre-Guerra se vendían muy bien, y hoy hay que bajarlos de precio porque los compradores son más jóvenes y buscan los clásicos modernos que veían en las películas cuando eran pequeños. Porsche, Ferrari, Mercedes… exclusivos y singulares”.
Entre las marcas y modelos por los que suspiran los coleccionistas españoles figuran los Ferrari 308, Porsche 911, Jaguar E-Type, Mercedes SL y Alfa Romeo GTV. Otras enseñas objeto de deseo son Triumph y Morgan, detalla Regis Nicolás.
Y si piensa en posibles revalorizaciones y cuenta con un bolsillo profundo, el responsable de Bonhams aconseja los Ferrari de los años sesenta y setenta, Porsche 911 RS de los setenta, versiones SL de Mercedes de los sesenta y Maserati exclusivos.
Un mercado que se resiste a perder fuelle
Las subastas mundiales de vehículos antiguos mueven 1.000 millones de euros anuales, indica Matthieu Lamoure, director de Artcurial Motorcars. En su opinión, 2018 será un buen año gracias a la nueva clientela de coleccionistas de entre 35 y 40 años. Después de que el negocio aumentase constantemente desde 2008, con un pico hace tres años, que produjo la entrada de «personas sin conocimiento de los automóviles, que simplemente querían invertir para obtener ganancias a corto o medio plazo»; ahora los precios se han estabilizado, «han vuelto a la realidad afortunadamente», sigue.
“El mercado está muy fuerte en coches de a partir de 170.000 euros», aprecia Aurora Zubillaga, directora general de Sotheby’s España. Tanto es así que Bonhams espera vender el Aston Martin DB5 de la película Golden Eye por 1,8 millones de euros o más, según su director en España, Johann Leibbrandt, quien asegura que «las subastas están creciendo muchísimo porque los clásicos son un valor refugio en alza, por eso este año el mercado estará un 25% por encima del pasado”. Y puede que los mejores coches se sigan revalorizando más del 334% que la consultora Knight Frank ha calculado para la última década.
Los precios más altos en las subastas
MODELO | AÑO | PRECIO* |
Ferrari 250 GTO | 1962 | 38.1 |
Mercedes-Benz W 196 GP | 1954 | 29.5 |
Aston Martin DBR1 | 1956 | 22.5 |
Jaguar D-Type | 1955 | 21.8 |
Alfa Romeo 8C 2900B LS | 1939 | 19.8 |
McLaren F1 | 1995 | 15.6 |
Shelby Cobra 260 | 1962 | 13.8 |
Ford GT 40 | 1968 | 11 |
Bugatti Type 55 Roadster | 1931 | 10.4 |
Duesenberg Model J | 1931 | 10.3 |
* Millones de euros |
Fuente: Historic Automobile Group International (HAGI) |
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