¿A cuántos coches se dan forma en una fábrica en un solo minuto? ¿Cuántas horas de trabajo lleva un vehículo? ¿Qué parte sigue siendo humana y cuál depende, ya, de los robots? ¿Cómo están usando la inteligencia artificial? Para responder a estas preguntas, BMW ha abierto a EL MOTOR las puertas de sus instalaciones en San Luis Potosí (México).
Fue en 2019 cuando BMW inauguró una de sus fábricas más jóvenes y tecnológicas. Cuenta, por ejemplo, con mantenimiento predictivo e inteligencia artificial en algunos procesos como el pintado de los coches o el suministro de las piezas que necesitan en la parte de ensamblaje.
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Ubicada en San Luis Potosí (México), concretamente en el desierto, allí donde la comunidad indígena de los huicholes asegura que nació el sol, de aquí sale el BMW Serie 3, así como el Serie 2 Coupé y el M2. Los dos últimos se hacen exclusivamente aquí.
En 2027, de sus líneas de producción también saldrán coches eléctricos: ya están construyendo el área de 80.000 metros cuadrados donde darán forma a las baterías. Adicionalmente, tendrán que ampliar la parte de carrocerías (+20.000 metros cuadrados) y ensamblaje (+10.000 metros cuadrados).
450 coches al día
Las instalaciones de BMW en San Luis Potosí ocupan 300 hectáreas. Desde 2019 y hasta septiembre de 2014 han dado forma a 406.139 vehículos: de ellos, 390.141 han sido exportados a 80 países de todo el mundo.
Y es que, cada día se producen 450 coches que pasan por tres procesos: Carrocería, Pintura y Ensamblaje. Están unidos por una cinta transportadora que mide 7,9 kilómetros y que cuenta con una atmósfera controlada para evitar que nada afecte o dañe al coche.
700 robots
Antes de convertirse en un coche, los BMW de México son, sencillamente, carrocerías que tienen un peso medio de 450 kilos: la cifra final siempre dependerá del modelo. Usan tres materiales:
- Aluminio: en el frontal del vehículo.
- Acero de alta densidad: en la parte media para reforzar el habitáculo.
- Acero inoxidable: en el resto.
En Carrocería, el 95% del proceso está automatizado: es el mayor porcentaje de la fábrica. Aquí conviven 220 trabajadores con 700 robots: entre todos se encargan de encajar cientos de piezas, pero las soldaduras ya son terreno exclusivo de las máquinas que, eso sí, cuentan con un software que controla su trabajo.
La carrocería es moldeada en tres secciones: en una hora se ensamblan 38 coches y cada uno de ellos implica ocho horas de trabajo.
Agua en medio del desierto
La principal materia prima en el área de Pintura es el agua. Una zona a la que los visitantes no tienen acceso debido a la delicadeza que implica este proceso. Aquí el nivel de automatización también es alto, con 85 robots que distribuyen las carrocerías en diferentes niveles.
En BMW han encontrado la manera de reutilizar, prácticamente, el 100% del agua que emplean en esta parte: la segrega para tratar cada una como necesita y, por ejemplo, después de entrar en contacto con el coche, acaba en el sistema residual.
En este punto son tres los procedimientos:
- Físico-químico: para separar los metales.
- Biológico: millones de bacterias ayudan a eliminar los materiales orgánicos del agua.
- Filtración: separan las bacterias para reutilizarlas y retiran los iones que ya no son buenos para el proceso de pintura.
Una boda cada dos minutos
La última fase es el Ensamble o Ensamblaje, donde hay dos niveles: pre-ensamblaje y el propio ensamblaje. Esta es la parte con menos automatización: hay 1.380 trabajadores y seis robots, llamados ‘Kukas’, en el área de casamiento o boda: allí es donde cada BMW se junta con el motor y así se refieren a ese momento en el que se juntan. Algo que ocurre cada 120 segundos.
Esta operación llega en la parte final de la línea. Todo empieza en la parte central de esta nave: el llamado Punto F0, donde llegan las carrocerías pintadas para convertirse en coches y donde les asignan un código digital para identificar cada modelo.
Cada BMW pasa por 17 líneas para acabar en el Punto F1, donde evalúan la calidad del producto. Un poco antes se produce uno de los momentos más relevantes: cuando el vehículo toca, por primera vez, el suelo. Esto se repite 28 veces cada hora, aunque el nivel de producción siempre se podrá aumentar o disminuir en función de las necesidades de la marca.
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.