Conducir con nieve: ocho consejos básicos

Piso deslizante, bajas temperaturas, menor visibilidad... El manto blanco en las carreteras obliga a adaptar las medidas de seguridad.

conducir con nieve
Un coche circulando en una carretera nevada.

Se avecinan nevadas generalizadas que nos pueden sorprender en los próximos desplazamientos cotidianos o durante algún viaje programado. La caída de nieve puede dificultar o incluso bloquear la carretera y deberemos actuar correctamente para evitar accidentes y contrariedades.

Puntos a revisar en el vehículo

Es muy importante salir con el coche en buen estado para afrontar el mal tiempo. Las lunas, faros y pilotos tienen que estar limpios de suciedad o escarcha. No hay que olvidar llenar el depósito de carburante y rellenar el del limpia-parabrisas con un líquido especial anticongelante. 

Y, por supuesto, los neumáticos deberán estar en buenas condiciones de uso y con la presión recomendada de inflado porque si no es así perderán mucha adherencia cuando la superficie del asfalto se vuelva deslizante. El frío altera las presiones, por lo que habrá que verificarlas cuando bajen las temperaturas.

Prevención invernal

En cuanto haya sospecha o anuncio meteorológico de que va a nevar, es necesario llevar unas cadenas de la medida correcta en el maletero para usarlas cuando sea necesario e incluso los agentes de la autoridad nos las podrán exigir para transitar por los tramos donde haya peligro de nieve o hielo. También ayudará –para cuando llegue el caso– habituarse a ponerlas y quitarlas, por ejemplo en el garaje.

Y otra opción, muy recomendable en zonas geográficas donde nieve con frecuencia, es montar neumáticos especiales para el invierno en las cuatro ruedas. Se identifican con las siglas M+S (Mud and Snow) y ofrecen mayor agarre y seguridad que los convencionales, haciendo innecesario montar las cadenas.

Planificar los desplazamientos

En invierno conviene estar pendiente del pronóstico del tiempo y de las alertas o recomendaciones de la DGT. Habrá que evitar en lo posible los desplazamientos durante las nevadas porque su estado puede empeorar en muy pocas horas y se corre el peligro de quedarse bloqueados. 

Si no queda más remedio que emprender el viaje, habrá que sumar a las cadenas para la nieve ropa de abrigo, mantas, agua y algo de alimento por si hay que esperar dentro del coche a que el tiempo mejore o que las máquinas quitanieves despejen la vía.

Adaptar la velocidad

En cuanto empiece a nevar es imprescindible reducir la velocidad para que, en caso de deslizamiento sobre el asfalto, sea más fácil corregirlo y mantener el control del coche.

También habrá que alargar la distancia de seguridad respecto al vehículo que nos precede, no abusar del freno y utilizar preferentemente la retención del motor para las deceleraciones y las bajadas.

Sobre la nieve hay que tener siempre presente que la distancia necesaria para frenar se multiplica por cuatro.

Tracción delantera, propulsión trasera o 4×4

¿Qué tipo de transmisión tiene nuestro coche? ¿Sobre qué ruedas actúa la fuerza del motor? Será muy importante saberlo, porque, según sus características mecánicas, el vehículo se comportará de formas muy diferentes al desplazarse sobre la nieve o el hielo. 

En los coches de tracción delantera habrá que abordar las curvas como si fueran más cerradas de lo que son en realidad para que los neumáticos agarren mejor. Y, a la salida de la curva, si patina, dejar de acelerar o hacerlo muy suavemente hasta que los neumáticos recuperen la adherencia.

En los que transmiten la potencia a las ruedas posteriores, de propulsión trasera, será más fácil que estas patinen. Entonces, al contrario que en los de tracción delantera, habrá que seguir acelerando, pero siempre con suavidad, dirigiendo con el volante las ruedas delanteras hacia la trayectoria deseada. 

Los vehículos con tracción a las cuatro ruedas o 4×4 serán los mejores para superar los tramos deslizantes. Son los más eficaces y neutros en sus reacciones y conservan mejor su trayectoria al tomar las curvas.

Cambio manual y automático

En los coches provistos de un cambio manual sobre la nieve se evitan las pérdidas de adherencia circulando con una marcha por encima (con mayor desarrollo) de la que usaríamos con el asfalto seco. 

Los de caja automática suelen estar provistos de un modo de conducción seleccionable para condiciones de baja adherencia invernales, que suaviza el paso de una relación a otra y alarga el desarrollo. 

En ambos casos hay que conducir siempre eludiendo cualquier brusquedad a la hora de frenar o acelerar. Si nos quedamos atascados sobre la nieve y las ruedas patinan, sobre todo cuesta arriba, podremos reiniciar suavemente la marcha desconectando el control de estabilidad (ESP) para que las ruedas consigan traccionar, y mejor hacerlo en segunda marcha en los coches con cambio manual, soltando progresivamente el pedal del embrague.

Ver y ser vistos

Las condiciones de visibilidad se reducen cuando nieva y será importante circular con prudencia y hacernos visibles para el resto de conductores. Bajo estas circunstancias llevar encendidas las luces de cruce es obligatorio y también se autoriza en este caso el uso de los faros antiniebla, tanto delanteros como traseros.

Calma y tranquilidad

Una regla de oro sobre la nieve es conducir con la máxima suavidad: mirar lejos y no crisparse ayudará a conseguir mayor fluidez y seguridad en las maniobras. Cualquier brusquedad al volante provocará una reacción indeseada del coche que después será más difícil de contrarrestar.

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