En una de las últimas encuestas de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) sobre las marcas más fiables, los fabricantes japoneses dominaron la clasificación: suyos fueron siete de los 10 primeros puestos. Y en las antípodas de España hay un ejemplo que confirma esto.
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En 2022, un Toyota Corolla de 1993 fue noticia en Nueva Zelanda. El motivo era para ello: había recorrido dos millones de kilómetros. Su dueño, Graeme Hebley, compró el vehículo en el año 2000: en aquel momento tenía 80.000 kilómetros en el odómetro.
Desde entonces, esa cifra ha ido creciendo porque Graeme Hebley conduce unos 5.000 kilómetros cada semana por trabajo: cada día va desde Wellington hasta New Plymouth, un trayecto que implica cuatro horas y 45 minutos.
Motor y caja de cambios originales
Tal y como informó Whanganui Chronicle, el Toyota Corolla necesita mantenimiento cada dos semanas debido a su intensa rutina. Con este ritmo, es lógico pensar en los problemas mecánicos que ha podido tener.
Le han cambiado la correa de distribución 20 veces. Eso sí, el motor y la transmisión son los originales. Su dueño cree que, probablemente, el Toyota Corolla funcionará para siempre: “En esa época, la marca tenía una fiabilidad innata. Sin embargo, si no le hiciera un mantenimiento tan frecuente, no funcionaría”.
Su mecánico, John Sherman, confirmó el récord después de años trabajando con el Toyota Corolla: “Si no le hubiera hecho el mantenimiento, no creería que hubiera podido hacer dos millones de kilómetros sin que algo saliera mal. En toda mi carrera, es el kilometraje más alto que he visto”. Hasta ese momento, sólo había visto un modelo con 700.000 kilómetros en el odómetro.
Lejos del récord mundial
A pesar de esos dos millones de kilómetros recorridos, el récord mundial Guinness del vehículo de carretera no comercial con mayor kilometraje pertenece a un Volvo P1800S de 1966. Irv Gordon lo compró nuevo y cuando murió, el coche había recorrido 5,23 millones de kilómetros.
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.