Hay algo en los ‘pequeños pepinos’ que nos encanta. Ver grandes deportivos o muscle car americanos con centenares de caballos es algo impresionante, pero conducir un modelo pequeño con una potencia considerable también tiene su aquel.
Siguiendo la estela de Abarth con el 500 y confirmando lo que en el pasado Salón de Ginebra se presentó como un prototipo, Opel saca a la luz el Adam S, la versión más radical (aún no se sabe si habrá un OPC) del urbanita.
Estéticamente se diferencia del resto de la gama por el kit de carrocería OPC (que en otras versiones es opcional), la combinación de 10 colores de carrocería con cinco de techo, incluido el exclusivo Red & Roll’; el llamativo alerón trasero, el logo en el pilar C y las llantas, de diseño específico, que pueden ser de 17 o 18 pulgadas.
Monta un motor 1.4 EcoTec turboalimentado que desarrolla 150 CV de potencia y un par máximo de 1.000 Nm. Asociado a una caja de cambios manual de seis relaciones y mandando la fuerza al eje delantero, pasa de 0 a 100 km/h en 8,5 segundos y alcanza una velocidad punta de 220 km/h.
Tiene equipado de serie el sistema Start/Stop, con el que cumple la normativa Euro6, homologa un consumo en ciclo mixto de 6,4 l/100 km y emite 149 g/km de CO2.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.