El gran misterio de la marca china más peculiar

El sector alberga serias dudas sobre la viabilidad del disruptivo modelo de negocio de Link & Co.

Link & Co

Lynk & Co llegó al mercado español en el último trimestre de 2021. Una empresa propiedad del gigante chino Geely que propone un modelo de suscripción del automóvil realmente disruptivo. Dos años después, sigue operando ante el escepticismo del resto del sector por un negocio que nadie termina de entender.

Alain Visser, consejero delegado, definía ya entonces su propuesta como “el Netflix de los coches”. Por 600 euros mensuales, Lynk & Co permite conducir su modelo híbrido enchufable, una tarifa que incluye todos los servicios relacionados con su uso: seguro, revisiones, mantenimiento…

Pero aún hay más. A través de una aplicación de desarrollo propio, el titular del contrato puede compartir su coche con terceras personas, tanto de forma gratuita (amigos o familia) como por una tarifa negociada entre las partes. Por tanto, dependiendo de la movilidad del vehículo, se podría amortizar parte de la cuota e incluso ganar dinero.

Al igual que las plataformas a las que se refería Visser, el usuario disfruta de un servicio cómodo, sencillo y también flexible. La suscripción se renueva mes a mes, así que también se puede suspender en cualquier momento. En los últimos tiempos, además, Lynk & Co ha ampliado su catálogo con una fórmula de alquiler a largo plazo e incluso la compra convencional del 01 (44.500 euros).

¿Un negocio insostenible?

Lynk & Co se beneficia del potencial financiero e industrial de Geely, incluyendo las sinergias que comparte con Volvo (también de propiedad china) para el producto y su mantenimiento. Lo llamativo de su modelo de negocio es que nadie acaba de entender su viabilidad.

Varias son las marcas que se han adelantado en los formatos de suscripción y alquiler a largo plazo, algunas de ellas protagonistas destacadas del mercado español. La solvencia de sus proyectos no termina de consolidarse, muchos son los escollos que superar y no pocos los gastos que acarrean, por lo que obtener ganancias resulta complicado.

Son precisamente directivos de estas empresas los que expresan sus dudas sobre Lynk & Co. Lo hacen, obviamente, de forma oficiosa porque pocas son las ocasiones en las que una compañía de automoción opina sobre otra, pero fuera de los micrófonos son varios los expertos del sector los que cuestionan la viabilidad de un modelo tan atrevido.

Lynk & Co debe subcontratar todos los servicios que ofrece a sus clientes, incluidos en la cuota mensual, y asumir la depreciación de unos vehículos que ya están disponibles en el mercado de ocasión. El análisis que la competencia realiza de sus números teóricos no arroja un resultado positivo, por lo que se concluye que la empresa está operando a pérdidas.

Una posibilidad que podría admitirse en una estrategia de posicionamiento de la marca o el negocio, aunque insostenible en el largo plazo. El grupo Geely, como tantos otros monstruos industriales chinos, dispone de esa capacidad de asalto a un mercado o actividad, pero con el tiempo su objetivo solo puede ser el mismo de cualquier empresa: obtener beneficios.

Por todo ello, el sector sigue con interés la evolución de Lynk & Co, entre otras cosas por las ventas directas que pueden estar restando a sus competidores. El pasado año, las matriculaciones del 01 fueron de 2.824 unidades, mientras que el acumulado hasta noviembre es de 3.750 unidades, cifras sin duda significativas cuando se trata de una fórmula tan innovadora.

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