La industria del motor es una fuente de innumerable puestos de trabajo, algunos más convencionales y otros de corte más particular, tanto que incluso pueden ser difíciles de llegar a creer. Entre ellos seguramente uno de los más peculiares sea el de ‘olfateador’ de coches, cargo que en Nissan ocupa Ryunosuke Ino.
Su puesto, de hecho, tiene el nombre oficial de Nariz de Nissan (Nose of Nissan), y es quien se encarga de comprobar el aroma de los nuevos vehículos, analizando los olores presentes en cada coche tanto al estrenarse como conforme pasa el tiempo.
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Ino lidera un equipo de expertos que durante un proceso de tres días analizan y dan el visto bueno a los distintos materiales del habitáculo, yendo parte por parte por todas ellas: asientos, reposacabezas, guantera, parasoles, salpicadero… No se deja ni un solo componente sin oler.
El experto señala que “el olor es un factor importante en una experiencia confortable dentro de un automóvil, y Nissan es muy particular al respecto. Por lo general, los pasajeros huelen lo más cercano [a su posición], por lo que es importante que experimentemos desde todos los asientos».
Y es que el olfato es un sentido con un poder tremendo. Aunque las personas confíen más en su vista, la nariz puede distinguir cientos de miles de olores distintos, que viajan por las neuronas y llegan cerca de las zonas del cerebro encargadas de la memoria y las emociones, de ahí que tengan un poder evocador tan alto.
Un proceso complejo
La preparación comienza el día previo, como señala Ino: «El día antes de un chequeo, trato de no comer platos con ajo y alimentos con olores fuertes». Además, el uniforme se limpia sin utilizar detergente para que sea neutro y no influya en las impresiones del experto.
Una vez dentro del vehículo, “en primer lugar, trato de identificar de dónde viene el olor. Intento ubicarlo y evaluarlo desde la perspectiva del usuario del vehículo, como abriendo la guantera o usando el espejo del parasol. Coloco el torso y la cabeza como lo harían para obtener una impresión precisa».
Además, las pruebas se llevan a cabo en un rango amplio de condiciones y temperaturas, desde bajas hasta altas, puesto que estas últimas intensifican los olores y hay que analizarlos específicamente.
Eso sí, los test se llevan a cabo en sesiones de entre tres y cinco minutos. ¿El motivo? El olfato se acostumbra rápidamente al entorno y pierde la sensibilidad para distinguir qué es lo que huele.
Una vez pasado ese tiempo Ino tiene que resetear su capacidad olfativa, algo que hace con un truco peculiar: «Algunos expertos tienen su propia forma de llegar a su línea de base, como oler granos de café, para calibrar [el olfato]. En mi caso, restablezco mi nariz oliendo mi brazo cerca de mi codo. Esto es un olor familiar, por lo que me prepara para detectar nuevos olores».
Olores específicos por región
Ryunosuke Ino no es el único ‘olfateador’ profesional que tiene Nissan en plantilla, y es que su puesto está replicado en las centrales de la marca en otros continentes. Así, en el Nissan Technical Centre Europe de Reino Unido es Peter Karl Eastland quien desempeña en un papel similar, y lo mismo ocurre con Tori Keerl en el Nissan Technical Center North America.
Esto se debe a que, aunque los estándares de la marca son globales y es Ino el que los elige, luego cada mercado tiene gustos específicos, así que es el experto de cada región quien toma la decisión final.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.