Son varios los factores que influyen en la frecuencia de lavado de un coche, pero lo que hay que tener siempre presente es que esa limpieza no es sólo una cuestión de pulcritud. También es algo que hay que hacer para no acortar la vida de un vehículo: en invierno, concretamente, cada dos semanas. ¿Por qué?
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Detrás de la cuenta de Instagram The Car Care Couple está el matrimonio formado por Norma y Nick. A través de este perfil dan consejos y trucos para cuidar los coches, alargar su vida útil y, en definitiva, ahorrar previniendo posibles averías.
En uno de sus últimos vídeos, Norma ha explicado a sus seguidores por qué deben lavar su coche con cierta periodicidad y da una cifra concreta: en invierno, cada dos semanas e, incluso, con más frecuencia si es posible. La razón está en el suelo.
El efecto de la sal
Durante los meses más fríos del año, es habitual cruzarse, en la carretera, con los camiones que esparcen sal para evitar la formación de hielo y derretir la nieve. El compuesto químico que usan en esta labor tiene un punto de congelación mayor que el agua, que se transforma en hielo cuando el termómetro marca cero grados
Con un 10% de sal diluida, se congelará a partir de los seis grados bajo cero. En función de la cantidad que se eche de esta sustancia en cada litro de líquido, ese margen puede crecer hasta los -21ºC, nivel en el que es casi imposible que el agua se congele. La sal, por lo tanto, no derrite el hielo, sino que evita su formación.

Esta acción tiene una cara B. Cuando se circula sobre carreteras en las que han echado sal, esta se acumula tanto en la parte baja del coche como en la carrocería. Y su papel corrosivo, puede deteriorar los componentes metálicos y oxidarlos.
Por ello, hay que tener especial cuidado con la limpieza del vehículo. Hay que lavarlo cada 15 días o cuando finalice el trayecto para eliminar la sal de la carrocería y también de los bajos. De esta manera, se pone freno a la corrosión y la vida útil de la carrocería no se acorta antes de lo previsto.

¿Dónde hacerlo?
Esta acción influye en la propia seguridad del conductor porque se preserva la visibilidad y, además, mantiene los neumáticos en buen estado. Eso sí, el proceso de lavado hay que hacerlo, según ‘The Car Care Couple’ cuando haya, como mínimo, cuatro grados para que el agua no se congele.
El lugar más recomendable es un lavadero: allí los sistemas disponibles permiten acceder a la parte inferior del vehículo y también ofrecen programas de lavado suave para que la sal o la suciedad no dañen la pintura. Incluso algunos cuentan con secado para evitar que los restos de agua se congelen.
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