Este fue el primer coche de la historia y así sufrió un llamativo accidente

El prototipo construido por Cugnot hace más de 250 años todavía existe y puede contemplarse en el Museo de Artes y Oficios de París.

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Corría el año 1769. Mientras los misioneros franciscanos enviados por Carlos III fundaban las primeras ciudades de California y el explorador James Cook descubría Tahití, el ingeniero Joseph Cugnot desarrollaba en la Francia de Luis XV un sistema mecánico para transportar las piezas de artillería hasta el campo de batalla. Fue el primer vehículo de la historia: un antepasado lejano del coche.

Cugnot aplicó los principios de la máquina de vapor, descrita un siglo antes por su compatriota Denis Papin y perfeccionada en 1763 por el escocés James Watt, un invento que no tardaría en revolucionar el mundo dando paso a la era industrial.

¿Quién inventó el coche?

Volviendo al carro de Cugnot, el primer vehículo motorizado se componía de un armón –normalmente tirado por caballos– al que se adaptó una gran caldera donde el agua se calentaba con leña y producía vapor.

Este último, al alcanzar determinada presión, impulsaba los pistones de dos cilindros laterales que actuaban sobre unas ruedas dentadas. El sistema, similar al usados en los relojes, transformaba así el movimiento lineal en circular al hacer girar la única rueda tractora.

Diseño del primer coche de la historia

Y también el primer accidente

Para satisfacción de sus detractores, que fueron muchos, el espectacular estreno del primer coche de la historia también trajo consigo el primer siniestro de circulación.

Estaba previsto que el carro de Cugnot alcanzara una velocidad máxima de 15 km/h, pero la ausencia de cualquier tipo de regulación en la presión de la caldera lo hacía muy difícil de controlar. Para empeorar las cosas al primer automovilista conocido, el carro contaba con un impreciso sistema de dirección por palancas y los frenos brillaban por su ausencia. Además, las casi tres toneladas que pesaba el ingenio no ayudaban precisamente a maniobrarlo con agilidad.

Según los testimonios de la época, las primeras demostraciones realizadas a unos 5 km/h acabaron bruscamente contra un muro. Tan estrepitoso fracaso cargó de razones a los detractores del incipiente automóvil y el proyecto de mecanizar el transporte fue entonces abandonado.

Pero la idea pervivió y algunos de los conceptos básicos del carro de Cugnot sirvieron para volver a intentarlo con éxito en el siglo posterior. Incluso duran hasta hoy en el ADN de los automóviles modernos.

El prototipo construido por Cugnot hace más de 250 años todavía existe y puede contemplarse en el Museo de Artes y Oficios de París. Y en 2010 volvió a la vida, ya que un grupo de alumnos de ingeniería construyeron una réplica exacta como proyecto de fin de carrera y la hicieron funcionar en un recorrido conmemorativo por las calles de París.

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