La línea de modelos Dark Custom de Harley-Davidson engloba a los más urbanos, rebeldes y personales de la gama de Milwaukee. Una tendencia de gran aceptación en otros mercados, como el estadounidense de donde procede, y que ahora la marca quiere potenciar en Europa con el lanzamiento de propuestas inéditas de cara al curso 2016. Hay opciones en las series Street, Sportster y Dyna, aunque quizá las novedades más atractivas aparecen entre las Softail, con las Fat Boy y Slim S.
La presentación internacional de esta gama en Barcelona nos ha servido para descubrir las cualidades de ambas motos, siendo la Slim la que resulta más llamativa por su elección cromática de estilo militar, en la que una gran estrella de cinco puntas en color arena sobre el depósito de combustible contrasta con el verde de los componentes principales y el negro de otros detalles. Su aspecto es musculoso en la zona delantera y más ágil en la trasera, ya que a diferencia de su hermana Fat Boy monta un neumático mucho más estrecho y de 16 pulgadas.
Pero sin duda alguna la gran aportación de la Slim S, lo que la distingue claramente de las versiones conocidas hasta el momento, es la utilización del motor Twin Cam V2 de 110 pulgadas cúbicas (1.800 cc) desarrollado por Screamin Eagle, la división que se encarga de la preparación de los propulsores más prestacionales de Harley-Davidson. Hasta el momento este bicilíndrico sólo se utilizaba en las variantes CVO de la marca, las más caras y exclusivas, ofreciéndose por primera vez en una Softail con el importante valor añadido que ello representa.
El resultado no puede ser más acertado. No se trata, claro está, de conseguir una Slim más rápida o simplemente potente, que también lo es… La clave radica, como casi siempre en Harley, en las sensaciones. Y la disponibilidad de más caballos pero sobre todo de más par motor hacen de su conducción una experiencia única, con aceleraciones fulgurantes, excelentes recuperaciones y, sobre todo, un tacto general más contundente al que también favorece que el motor se encuentre anclado directamente al chasis, como es habitual en las Softail.
¿Tiene algún inconveniente este nuevo motor? Básicamente dos aunque ninguno de ellos grave. El primero, el más obvio, que su incremento de cilindrada se traduce en unos consumos sensiblemente más elevados; el segundo es menos previsible y también más molesto: el Screamin Eagle 110 se calienta muchísimo en cualquier situación, llegando a ser incluso desagradable en un uso urbano y en épocas de calor, sobre todo en el depósito de aceite situado justo entre las piernas del conductor.
Son, en todo caso, males menores de una moto rebosante de personalidad. Quienes sepan valorar lo mucho que ofrece la Harley-Davidson Slim S aceptarán, diría que incluso con agrado, tales condicionantes. Será el tributo por no pasar desapercibido al pararse en cualquier semáforo con una moto tan bonita… y tampoco al abandonarlo el primero cuando se ponga de nuevo en verde, acelerando a todo gas con un sonido de motor de esos que arrancan una sonrisa al girar el acelerador. Eso sí, como es habitual en la marca no se trata de un modelo barato: con la decoración militar, sin duda la más atractiva, cuesta 23.050 euros.
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