Las vías pacificadas y los límites de velocidad urbanos tienen como objetivo proteger a los peatones y relajar el tráfico. Una diferencia de apenas 20 km/h en un atropello, entre los 50 y los 30 km/h, puede significar la diferencia entre la vida y la muerte del transeúnte.
Pese a estas medidas, implementadas en los últimos años, los conductores no siempre respetan los límites de velocidad. En los barrios periféricos, donde el trazado urbano tiende a incorporar grandes vías de acceso y salida, la circulación de los peatones puede ser algo complicada.
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Avenidas de numerosos carriles, en las que los vehículos, muchas veces, exceden los límites de máximo 50 km/h. Otras, ni siquiera paran ante la presencia de una persona esperando en el paso de cebra.
Para que los viandantes ganen seguridad y confianza a la hora de cruzar, en algunos barrios madrileños se ha empezado a implementar una campaña que ya se había visto en ciudades como Vancouver (Canadá).
Ladrillos para cruzar
Esta iniciativa para peatones se llama Hazte ver, se ha puesto en marcha en el área residencial de Valdebebas (Madrid) y su funcionamiento es muy sencillo. A cada lado de la calzada se ha colocado un recipiente con ladrillos y el cartel con las correspondientes instrucciones.
Básicamente, los peatones solo tienen que coger un ladrillo, esperar a que los vehículos paren para que puedan cruzar y atravesar la calzada. Al llegar al otro lado, deben depositar el ladrillo en su correspondiente cesto.
En ningún momento se pretende que los viandantes lancen los ladrillos a los vehículos en circulación, sino que los bloques tengan un efecto disuasorio para que los conductores no se salten el paso de cebra y se vean más inclinados a frenar, en vez de continuar con la marcha como si nada.
Cabe recordar que en los pasos de cebra la prioridad es siempre del peatón, salvo cuando haya un semáforo en rojo. No ceder el paso a los viandantes comporta una multa de 200 euros y la detracción de cuatro puntos en el carnet.
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Graduada en Periodismo por la Universidad de Zaragoza, su primer contacto con el mundo del motor fue en los mundiales de MotoGP y Superbikes. Dio el salto al periodismo de motor hace cinco años y, desde entonces, sigue todo lo que tenga ruedas, especialmente si es made in Italy.