La tripulación del Oscar Mayer Wienermobile (el coche-salchicha de Oscar Mayer) se despertó en la mañana del viernes 10 de febrero para descubrir que su catalizador había desaparecido.
El exuberante coche-camión de 8,2 metros de longitud se encontraba en Las Vegas (Nevada, Estados Unidos) para una serie de apariciones previstas durante el fin de semana de la Super Bowl. Mientras estaba aparcado en el hotel Sonesta Suites, unos ladrones se llevaron esta codiciada pieza, que últimamente es uno de los elementos más robados en los coches de todo el mundo.
Los ocupantes de la salchicheta, Dylan Heckbarth y Kyle Hodges, subieron al vehículo para empezar el día, pero sus planes se vieron truncados porque no pudieron arrancar el vehículo.
Al taller
La ‘salchicheta’ acabó siendo remolcada a un taller de la red Penske, donde Joseph Rodríguez, administrador de piezas de recambio del centro de reparación, reconoció la sorpresa de encontrarse una salchicha gigante entre los coches averiados.
“Una salchicheta, de ninguna manera”, respondió en primera instancia Rodríguez. “Imagínate un perrito caliente enorme en medio de la nave. Hay todos estos otros coches y tienes que trabajar en esto”, sostiene el mecánico en declaraciones a medios locales. Después, el taller accedió a encargarse del trabajo.
Más información
Aunque no disponían de la pieza de repuesto, y una nueva tardaría meses en llegar, los mecánicos pudieron encontrar un catalizador que ajustaba lo suficientemente bien como para colocarlo provisionalmente en su sitio. Así, pudieron devolver el Wienermobile a la carretera.
Un delito de moda
El de la salchineta es uno de los últimos ejemplo de este tipo de delitos. Como se ha informado ampliamente, los robos de catalizadores aumentaron bruscamente durante la pandemia al dispararse el valor de los metales utilizados en ellos.
Aunque el problema no inmovilizó el Oscar Mayer Weinermobile durante demasiado tiempo, las reparaciones de este tipo son caras y difíciles de realizar, según Rodríguez.
“Hay juntas que hay que volver a sellar con mucho cuidado, ya que hay sensores por toda la zona para regular el calor y la temperatura del sistema”, explica. “También han desaparecido. Lo destrozan todo para conseguir lo que quieren”.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram