Hace un tiempo que Chevrolet dejó nuestro país, sin embargo la marca sigue su producción habitual en el resto del mundo y, cuando vemos modelos nuevos como esta segunda generación del Cruze, no podemos evitar sentir algo de pena por no poder disfrutarla aquí.
Respeta las proporciones y el estilo musculoso del original, pero es más grande y tiene un diseño algo más estilizado que lo diferencia de este. Donde más se nota el cambio estético es en el frontal, con una fina parrilla en forma de ‘V’ que empalma con los grupos ópticos, y una calandra inferior bastante grande custodiada por los faros antiniebla.
En cuanto a sus dimensiones, emplea la nueva plataforma D2 que es más larga. Así, mide 4.666 mm de largo (+69 mm) y amplía su distancia entre ejes hasta los 2.700 mm (+15 mm), lo que según Chevrolet repercute directamente en un aumento del espacio para las piernas en ambas filas de asientos. A pesar del crecimiento, el fabricante ha conseguido que, según versión, el peso sea 113 kg menor que el de su predecesor.
Las novedades continúan en el aspecto mecánico, donde el Cruze deja de lado su quizá algo anticuado motor 1.8 de 138 CV y lo sustituye por un bloque 1.4 turbo Ecotec de 153 CV y 240 Nm de par. Va asociado de serie a una caja de cambios manual de seis relaciones, pero opcionalmente se puede elegir una automática con el mismo número de marchas. No se conocen las prestaciones concretas, pero sí que hará el 0-100 en menos de ocho segundos y que su consumo será de unos 5,9 l/100 km.
A nivel de equipamiento la principal novedad es que el sistema de infoentretenimiento MyLink de serie, con pantalla digital a color de siete pulgadas, es compatible con Android Auto y Apple CarPlay. Además, como opción está el MyLink radio, con pantalla de ocho pulgadas y Apple CarPlay incorporado.
Las ventas comenzarán a principios de 2016 en Estados unidos y algo más tarde se extenderán al resto del continente americano.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, Twitter o Instagram
Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.