Después de un trabajo de 40 horas, un Mazda MX-5 se ha convertido en el primer coche tatuado del mundo. La obra resultante, que combina esculturas de estilo barroco con elementos digitales, decora la carrocería entera del modelo japonés. En el proyecto han participado diez tatuadores del estudio Noble Art, dirigido por Matías Noble, y los expertos de Icebeg Estudio, especializados en vinilado y rotulación.
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De las agujas de los tatuadores ha salido algo más de medio litro de tinta, pero para llegar a ese punto del proceso fueron necesarios dos meses de investigación. La clave era dar con un vinilo capaz de retener la tinta sin desvirtuar el trazo, así como encontrar el modo de que el golpeo de las agujas no estropeasen ni la carrocería del Mazda MX-5 ni la máquina de tatuar.
Después de “un periodo de prueba y error constante”, según los responsables de Iceberg Estudio, el vinilo usado finalmente, de acabado gomoso, se utiliza a menudo tanto en aeronáutica como en la Fórmula 1. Y su principal virtud es su capacidad para autorrepararse, de modo que cierra por sí solo la incisión de la aguja y retiene la tinta. El objetivo de los autores del tatuaje era presentar su trabajo al concurso internacional Wrap like a King, el más significativo del sector del vinilado.
Lexus ya había desarrollado un proyecto similar, pero no se trataba de un tatuaje propiamente dicho, ya que la tatuadora Claudia de Sabe decoró un Lexus UX usando una pequeña taladradora Dremel en lugar de una máquina de aguja, y añadió pintura para coches en algunos detalles del dibujo.
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