El Mini JCW se viste como su hermano GP, pero sin más potencia

Dentro de la gama de Mini es la variante John Cooper Works (JCW) la que representa la versión más deportiva del modelo. Sin embargo, la marca presentó hace unos meses una edición limitada a 3.000 unidades que daba una vuelta de tuerca extra al concepto, el JCW GP.

Consciente de que muchos conductores no podrían acceder a ella –tanto por el corto número de ejemplares como por su precio, que ronda los 45.000 euros–, la marca da la posibilidad a sus clientes de asemejar su vehículo al radical compacto gracias al denominado Pack GP.

Un paquete opcional que sólo se puede montar sobre los Mini John Cooper Works, tomando muchos detalles de su hermano mayor. La carrocería está pintada en el exclusivo color Racing Grey, combinado con varios elementos (techo, carcasas de los retrovisores y alerón) en Melting Silver. También aparecen múltiples detalles oscurecidos, y tanto la entrada de aire del capó como la tapa del depósito y los tiradores de las puertas están acabados en tono negro.

No faltan detalles en rojo, como el listón que cruza la parrilla, las pinzas de freno o la parte central de las llantas, que miden 18 pulgadas y exhiben un diseño de cinco radios que busca imitar la estética de las que monta el GP.

En el habitáculo, los asientos deportivos están tapizados en piel, material que repite en el volante, que cuenta con una marca metálica roja en la posición central superior y con levas de metal impresas en 3D. Los toques finales los aportan el freno de mano que combina Alcantara y fibra de carbono, así como las alfombrillas específicas.

Eso sí, su apartado mecánico se mantiene de serie, lo que implica contar con un motor 2.0 turbo de 231 CV bajo el capó y una puesta a punto deportiva para su chasis. Se trata de un vehículo muy dinámico, pero palidece en comparación con el JCW GP, que llega hasta los 306 CV y 450 Nm de par máximo, acelerando de 0 a 100 km/h en 5,2 segundos y alcanzando una velocidad máxima de 265 km/h.