Hace años parecía obligatorio elegir entre deportividad y elegancia, los buques insignia de las marcas optaban por una u otra vía, pero de un tiempo aquí esa tendencia ha cambiado. Cierto que no se pueden comparar las prestaciones y sensaciones de conducción de un McLaren P1 y las de un Rolls-Royce Ghost, pero, como éste último, cada vez encontramos más modelos en el mercado que intentan aunar ambos conceptos.
Los fabricantes alemanes son un buen ejemplo de esta tendencia, tanto Mercedes como Audi intentan lanzar versiones S, RS o AMG de cualquiera de sus modelos, ya tenga carrocería shooting brake, SUV o berlina. En cuanto a la marca de los cuatro aros, su berlina de representación, el A8, tiene su versión prestacional en el S8, una bestia con corazón 4.0 V8 biturbo de 520 CV y 650 Nm de par.
Las cifras impresionan, pero viendo lo que ha sido capaz de hacer MTM, parecen hasta escasas. El preparador alemán ha bautizado a su creación como S8 Talladega y ha realizado las modificaciones pertinentes en el motor para llevarlo hasta los 760 CV y los 945 Nm de par máximo. Y no ha parado ahí: los frenos ahora son carbocerámicos, la suspensión está rebajada y calza llantas Bimota de 21 pulgadas envueltas en neumáticos Michelin Pilot Super Sport de 295/30.
Con dichos ajustes el S8 Talladega pasa de 0 a 100 km/h en solo 3,48 segundos y tiene una velocidad máxima limitada a 325 km/h. Esto se debe a que monta neumáticos de calle ya que, según MTM, con unos de competición superaría los 350 km/h.
Como guinda, luce un kit de carrocería con partes de fibra de carbono que pretende imitar a los RS de serie: paragolpes, faldones, difusor, carcasas de los retrovisores y alerón.
El precio de la preparación es de 58.500 euros, 35.000 para el trabajo en el motor, 15.000 para el kit aerodinámico, 6.300 por las llantas y 2.200 para el sistema de suspensión.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.