Nuevo símbolo en los semáforos: ¿qué significa esta cruz de color rojo? 

Los semáforos son los encargados de regular el tráfico rodado en las ciudades y lo hacen con indicaciones para peatones y vehículos. Es obligatorio cumplir sus indicaciones, pero ¿qué pasa cuando en ellos aparece un símbolo que no se reconoce?

Existen semáforos para las personas que van a pie, que tienen forma de peatón. Los que regulan la circulación de los vehículos pueden ser circulares, cuadrados o reservados para algún transporte concreto. Todos están recogidos en el Reglamento General de Circulación (RGC).

Los más frecuentes son los circulares, que, habitualmente, cuentan con tres discos de luz: cada tono significa algo diferente. La de color rojo fijo prohíbe el paso a los vehículos, que deben detenerse antes del semáforo. Si están dentro o al lado opuesto de una intersección, no deben entrar en el cruce.

Una cruz en el semáforo

Este tono también puede aparecen en forma de aspa. En este caso, prohíbe ocupar el carril: los conductores que vayan por este deberán abandonarlo cuanto antes. Cuando el símbolo es una cruz griega como la de la imagen: ¿qué significa?

Es posible encontrar este tipo de semáforos en París: concretamente en los puntos donde los giros a la izquierda suponen un mayor riesgo. A diferencia de los habituales discos, no es una señal que obliga a detenerse: es una advertencia que facilita la citada maniobra.

Función informativa

Por lo tanto, su función es meramente informativa. Cuando la cruz roja está iluminada, el conductor sabe que los vehículos que vienen en sentido contrario tienen el semáforo en rojo. Por lo tanto, puede girar a la izquierda sin temor a una colisión.

Si la cruz está apagada, significa que el semáforo de los coches que están en el sentido opuesto está en verde. En este caso, el conductor debe tener precaución y ceder el paso antes de completar el giro a la izquierda.

Según los expertos, estas cruces rojas minimizan el riesgo de que se produzcan colisiones en estas intersecciones. Además, contribuyen a mejorar la fluidez de la circulación: especialmente en ciudades, como París, que tienen un alto volumen de tráfico.

Por otro lado, gracias a la información más clara que ofrece, los conductores pueden reaccionar más rápido y esto ayuda a reducir la congestión en las horas punta.