Volvo ha ido desvelando poco a poco su serie 60, que conforma la gama media de la casa. El XC60 es el SUV, el V60 es el familiar y faltaba la berlina para completar el trío, un Volvo S60 que acaba de ver la luz y es una suerte de S90 de dimensiones más compactas, con un diseño sencillo y sobrio pero más que acertado.
Su imagen resulta muy familiar ya que va en consonancia con lo visto en sus hermanos: la parrilla cromada, los faros con firma lumínica en forma de T horizontal, un paragolpes con diseño específico, una vista lateral muy atlética y una zaga que da lugar a un voladizo corto, con los grandes pilotos en forma de ‘C’ como principales protagonistas y la peculiaridad de lucir la matrícula en una posición bastante elevada.
El interior, limpio y funcional, puede pecar de conservador ya que es prácticamente idéntico al de sus hermanos de serie, y eso que alguno lleva dos e incluso tres años en el mercado. Toda la tapicería es de cuero, las superficies del salpicadero son blandas e integran molduras cromadas; el cuadro de instrumentos es digital y la enorme consola central luce una pantalla vertical custodiada por dos salidas de ventilación igual de largas.
La tecnología es otro de sus puntos clave, ya que hereda elementos tanto de los otros 60 como de la serie 90. Destaca el City Brake con frenada automática de emergencia, que detecta vehículos, ciclistas, peatones y animales grandes para ayudar al conductor a evitar accidentes. De manera opcional puede equipar el Pilot Assist, que acelera, frena y gira el volante en autovías y autopistas a velocidades de hasta 130 km/h.
Como cada vez es más común, su oferta mecánica no incluye ningún diésel. Las opciones se dividen entre gasolina e híbridos: los primeros son los T5 de 250 CV y T6 de 320 CV, mientras que los híbridos son el T8 PHEV de 417 CV y el T6 Twin Engine AWD de 340 CV.
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