Los todocaminos gozan de tan buena salud que el mercado tolera incluso variaciones sobre el mismo tema. Es lo que va a hacer Opel con el nuevo Crossland X, que llegará a los concesionarios españoles a partir de junio y complementará al Mokka X. Su diseño se antoja a medio camino entre un SUV y un monovolumen, sustituye al Meriva (que se deja de fabricar aunque quedan unas 300 unidades en la red de la marca) y nace con una vocación más urbanita, más familiar que su hermano de gama.
Opel tiene una demanda del Mokka X que no puede satisfacer por razones productivas, por lo que espera que el Crossland X les ayude a solventar dicha carencia, a la espera del lanzamiento del modelo superior Grandland X en noviembre. Se fabricará en la planta de Figueruelas (Zaragoza) y confían en vender 4.000 unidades en el segundo semestre de este año para llegar a las 11.000 en el ejercicio completo de 2017. Los precios se darán a conocer a finales de este mes de marzo, aunque ya se sabe que se solaparán en ciertas versiones con los del Mokka y deben oscilar en una franja entre los 18.000 y los 23.000 euros dependiendo de las versiones. El objetivo del fabricante es competir con rivales tan cualificados como Renault Captur, Peugeot 2008, Nissan Juke o Suzuki Vitara.
El mestizaje de este crossover de 4,21 metros de longitud se traduce en una carrocería que recoge el estilo de la marca pero con matices muy originales, especialmente en la zaga. Está elevada sobre el asfalto respecto a un turismo como el Astra y transmite una sensación de robustez y un empaque propio de coches de segmento superior. Opel lo define como más urbano, más polivalente, más habitable y también más económico, puesto que de media se posicionará en precio por debajo del Mokka X.
Su particular diseño deja paso a un interior bastante espacioso y con un maletero que puede llegar, siempre con cinco plazas, hasta los 520 litros al desplazar los asientos posteriores hasta 15 centímetros (al abatirlos la capacidad alcanza los 1.225 litros). Cuenta con numerosos huecos para depositar pequeños objetos y tener un uso más funcional, mientras que el equipamiento se estructura en tres niveles, Expression, Selective y Excellence, cuya dotación no se han desvelado por el momento. Los acabados son muy correctos aunque ciertos detalles (como las bisagras de las puertas o el acabado del portón del maletero) revelan que se trata de un modelo que busca mantenerse en una franja de precio ajustada.
En cuanto a la mecánica, la propuesta de Opel se basa en tres motores de gasolina y dos diésel, todos ellos de tracción delantera (no hay versiones 4×4), con cambios manuales de cinco o seis marchas y la opción de transmisión automática. Los primeros son variantes del propulsor 1,2 litros y potencias de 81, 110 y 130 CV, mientras que en gasóleo se recurre a un turbodiésel de 1,6 litros con rendimientos de 99 y 120 CV. Más adelante, la oferta se completará con una variante preparada para utilizar GLP, sobre la base del 1.2 de menor potencia.
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