A muchos conductores les gustaría dar un toque personal al aspecto de su vehículo, pero la normativa limita su vena artística y su espíritu decorativo. En España es posible personalizar un coche con pegatinas, pero depende del tipo de adhesivos.
Una de las soluciones más populares para personalizar un vehículo con pegatinas pasa por los vinilos, que pueden ser adhesivos o en espray: existe, también, la hidroimpresión. Con este método es posible cambiar el color de un coche o añadir algún detalle a la carrocería.
Cuando, precisamente, se trata de un vinilo decorativo, no es necesario homologarlo. Sin embargo, la cosa cambia si la instalación de estos adhesivos supone una modificación de color en el vehículo. En este caso hay que informar del cambio a la compañía de seguros y, sobre todo, a la Dirección General de Tráfico (DGT) porque esta información aparece en el permiso de circulación.
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Pegatinas de familia para el coche
En el caso de las pegatinas familiares, el Reglamento General de Circulación (RGC) no prohíbe expresamente colocarlas en la carrocería de coche. Hay que tener en cuenta, no obstante, que pueden ser un problema al pasar la ITV o al vender el vehículo, porque le restan valor.
Lo que sí establece el artículo 19.1 del RGC es que “la superficie acristalada del vehículo deberá permitir, en todo caso, la visibilidad diáfana del conductor sobre toda la vía por la que circule, sin interferencias de láminas o adhesivos”. Por lo tanto, no es posible adornar con pegatinas (ni familiares ni de otro tipo) los cristales y las zonas donde se pueda crear un punto ciego, como, por ejemplo, los retrovisores.
Opciones en el mercado hay muchísimas. En EL MOTOR, hacemos una selección de Amazon, de las pegatinas familiares mejores valoradas y a precio conveniente. Hay para todos los gustos: un pack de 15 (a 6,99 euros), otro de 10 a 6,69 y un especial de ‘Bebé en el coche’, a 6,29.
¿Cómo pegar las pegatinas en el coche?
Para pegar los adhesivos en la carrocería del coche, el primer paso es limpiarla con un paño de microfibra para eliminar cualquier resto de suciedad. A continuación, hay que colocar la pegatina empezando por una de las esquinas y presionando firmemente con una espátula o una tarjeta. En este punto hay que tener especial cuidado para no dañar la chapa.
Si quedan arrugas o burbujas, se pueden eliminar: las primeras se pueden empujar hacia fuera con las manos, para las segundas es necesario una aguja. Bastará con hacer un pequeño orificio para sacar el aire con la espátula: después, el agujero no se verá.
Pegatinas permitidas en el coche
Así las cosas, en los cristales de un coche sólo es posible colocar aquellas pegatinas obligatorias: según la norma, la única es la de la ITV. La presencia de la etiqueta medioambiental de la DGT depende de los ayuntamientos.
No es la única que está permitida. Las matrículas de los coches previos a 1998 no llevan la banda azul europea en el lado derecho, así que es posible colocar un adhesivo con la eurobanda junto a la placa. También tienen el visto bueno las pegatinas de los telepeajes, que algunos coches llevan en el parabrisas delantero detrás del retrovisor interior.
Las pegatinas que sí están prohibidas
Hay una serie de pegatinas que, debido a sus características, sí están prohibidas por la normativa. Al hilo del punto anterior, no está permitido colocar adhesivos que impidan leer la matrícula de un coche: una infracción penada con una multa de 200 euros.
Tampoco están permitidas las pegatinas reflectantes o luminiscentes, ya que pueden afectar a la visibilidad de otros usuarios de la vía, o las de competición. Se considera que incitan a sobrepasar los límites de velocidad establecidos en la vía.
Y teniendo en cuenta que la norma no es completamente rigurosa, la última decisión sobre la multa para los conductores que no cumplan con estas prohibiciones es de la autoridad. Sea como sea, la sanción es de 200 euros (100 euros con pronto pago).
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.