Donde no molesta ni casi se ve, en una esquina del parabrisas, algunos coches muestran un código QR que guarda información clave del vehículo. Datos inútiles hasta que resulten imprescindibles un día, una vez.
Frente al metal, en ese momento, los bomberos sabrán cómo actuar gracias a un QR con nombre propio: Rescue Code (‘código de rescate’). De él, los rescatistas obtienen indicaciones rápidas sobre un coche accidentado del que deben extraer a sus ocupantes.
Cuando se produce un siniestro grave, no resulta fácil identificar el modelo en cuestión y conocer sus características técnicas para llegar a las víctimas de forma rápida y eficaz. El QR da acceso a la ficha de seguridad del vehículo, con información técnica útil para su intervención.
El riesgo del airbag
Ese documento muestra, entre otros elementos, la ubicación de la batería y de los airbags, avisos fundamentales para que los servicios de emergencias puedan hacer un corte rápido y sin riesgos. Las pequeñas bombonas de gas conectadas a los airbags, por ejemplo, son una trampa en estas circunstancias.
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Este código QR es un atajo digital hasta la hoja de rescate, el mapa final que guía a los expertos. Tenerlo a mano resulta ahora más relevante que hace unos años en caso de siniestro grave. Las estructuras de los coches modernos están mucho más preparadas para resistir, pero, cuando se deforman en exceso, abrir esa cárcel es más complicado.
“El uso de aceros de alta resistencia requiere un equipo de corte especializado, y el mayor uso de airbags y pretensores de cinturones de seguridad supone un peligro tanto para los que están atrapados en el vehículo como para los que intentan liberarlos”, explica en un informe el laboratorio Euro NCAP, encargado de valorar la seguridad de los coches nuevos en Europa.
La hoja de rescate
Por eso, la hoja de rescate, que ni molesta ni casi se ve, se puede llevar impresa en el parasol del coche. La elaboran los fabricantes de los vehículos y resulta fácil encontrarla en internet.
El proyecto Rescue Sheet recopila las de unas 50 marcas y ofrece su descarga gratuita. Sus impulsores (entre otros, los clubes de automovilistas españoles RACE y RACC) recomiendan plastificarla y colocarla en el quitasol del conductor.
Para obtener el Rescue Code en formato QR, en cambio, hay que pagar. Se trata de un proyecto francés avalado por el Ministerio del Interior y la Federación Nacional de Bomberos, y con el que colabora Renault desde hace años.
Dos pegatinas con el código, una para el parabrisas y otra para la luna trasera, cuestan 20 euros. Si se aproxima un lector de códigos a una de ellas, el móvil enviará a la web de compra: a los datos de la hoja de rescate solo tienen acceso los equipos de bomberos.
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