El verano es la época del año en la que los problemas que genera el turismo masivo se hacen más patentes. Por ejemplo, en los pueblos de calas y playas, la afluencia de vehículos de turistas que quieren acceder a ellas se incrementa de manera notable.
Obviamente, en las pequeñas localidades en las que el resto del año el tráfico suele ser bajo y pausado, los habitantes sufren esta masificación de coches. Y algunos de ellos han decidido ponerles freno de una manera muy original.
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Se podría llamar la técnica del paso de cebra, ya que es en estos cruces para peatones donde se desarrolla toda la acción contra el turismo. Los vecinos de O Hío, una localidad cercana a Cangas do Morrazo (Pontevedra), han optado por este método para mostrar su malestar ante la llegada de innumerables vehículos que quieren acceder a sus playas.
El método consiste en cruzar de manera constante un paso de cebra, en pequeños grupos. Ida y vuelta al otro lado del paso de peatones, impidiendo que los vehículos circulen con fluidez.
Lo que por un lado se ha considerado una idea inteligente, para otros usuarios es un manera de molestar no solo a los turistas, sino también a los propios conductores de la zona que necesiten circular en coche por el motivo que sea.
No están exentos de multas
El método del paso de cebra no solo sirve para luchar contra el turismo. En El Espinar, la A-6 pasa por en medio de sus tres secciones: El Espinar, San Rafael y La Estación. Los peligros de tener una autovía cortando el paso son claros, por lo que los residentes llevan tiempo pidiendo una variante que no llega.
Para hacer valer su malestar, el ayuntamiento organiza las rutas ‘Presume de pueblo’, en las que los participantes utilizan esta técnica del paso de cebra para paralizar el tráfico del tramo de la A-6 que pasa por la travesía de San Rafael.
Eso sí, utilizar esta técnica no está exento de multas para los peatones. La normativa de tráfico contempla sanciones de 80 euros para aquellos transeúntes que caminen muy despacio, aunque sea en el paso de cebra, sin justificación.
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Graduada en Periodismo por la Universidad de Zaragoza, su primer contacto con el mundo del motor fue en los mundiales de MotoGP y Superbikes. Dio el salto al periodismo de motor hace cinco años y, desde entonces, sigue todo lo que tenga ruedas, especialmente si es made in Italy.