El público, por lo general, llena Internet de peticiones a las marcas, cada cual más curiosa: más potencia para su coche favorito, tracción integral para determinado modelo, una nueva carrocería…
La inmensa mayoría se pierden en el olvido y no llegan a ningún lado, pero de vez en cuando un fabricante sorprende haciendo realidad alguna de esas propuestas. En este caso Toyota, de la mano del equipo de diseño de producción de su filial australiana, ha presentado una versión familiar del GT86.
El cupé deportivo adopta la forma de una ranchera, aunque, según Brad Cramp, responsable nacional de Toyota Australia, no pierde su deportividad: “El Toyota GT86 se presta perfectamente a un concepto que amplía su atractivo con más versatilidad al tiempo que conserva su estilo de deportivo elegante y cupé”.
Es evidente la parte de la versatilidad, puesto que ese espacio adicional claramente mejoraría la capacidad del maletero y la escasa habitabilidad de las plazas traseras; pero cuesta aceptar lo relativo a su imagen. Sin ser feo como tal, su figura es mucho menos armoniosa que la carrocería habitual.
Al ser preguntado sobre si llegará a la producción en serie, el responsable del proyecto responde: “Aunque nunca hay que decir nunca y me encantaría que este prototipo se hiciera realidad, es solo un prototipo que demuestra la pasión de Toyota por los coches que son divertidos de conducir”.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.