Se llama 12C Spider, a secas, dejando de lado la difícil denominación que nadie acierta a entender de la versión cupé, pero que no ha sido límite para vender más de 1.200 McLaren en menos de 18 meses. Ron Dennis, a la segunda, parece que ha acertado en su intento, porque ahora nadie se acuerda, pero el vanagloriado McLaren F1 no se vendió nada bien, en gran parte porque el puesto de conducción central era ultraincómodo para el día a día, por mucho que ahora aparezca cada dos por tres como referencia, coche mítico o modelo a seguir.
El negocio del automóvil no se basa en crear las máquinas más potentes, más hermosas o más radicales del planeta, no señor; eso, si me apuran, es relativamente sencillo, con una buena ingeniería, motor, carbono y dinero usted y yo podríamos atrevernos. Lo difícil de hacer un supercoche es venderlo, y en esta ocasión McLaren ha sabido escuchar a sus clientes, saber lo que piden y dárselo en dosis abundantes, incluso mejorando la receta en lugar de empecinarse en tener la razón en todo. Equivocarse es bueno, saber corregir los errores, aún mejor.
El Circuito Ascari, en Ronda, es el escenario elegido para el lanzamiento de este descapotable. Muy cerca, en Marbella, el concesionario de coches de gama alta dirigido por Mario Guarnieri ha vendido unos cuantos McLaren, y la marca sabe que tiene una fiel clientela entre sus ilustres residentes y visitantes a la Costa del Sol, así que la elección no podía ser más acertada. El nuevo modelo no tiene un techo de lona como los Audi o Lamborghini, sino un techo rígido plegable, como el del Ferrari 458 Spider. Es la solución óptima, ya que permite tener un cupé y un cabrio con solo pulsar un botón.
Que McLaren escucha a sus clientes queda claro en muchos detalles: por ejemplo, el techo se puede plegar en marcha por debajo de 50 km/h, y esto, que parece una tontería, es de lo mejor que puede pasarte en un cabrio, ya que lo puedes descapotar en un semáforo, se pone en verde en mitad de la maniobra y avanzas sin ansiedad mientras la maniobra se termina.
Ferrari, al respecto argumenta que su coche no hace esto simplemente por una cuestión de “seguridad”. Lo terminará haciendo, al tiempo. Otro detalle es la luna trasera que hace de deriva-vientos y que podemos subir o bajar con un elevalunas. Esta ventanilla también se puede activar sin abrir el techo, de modo que podemos sentir el viento entrando en nuestra nuca o escuchar mejor sonido del motor V8 que nos acompaña a cualquier velocidad.
También hemos notado que McLaren escucha en las muchas mejoras que se han ido incorporando al MP4 y que en muchos casos son gratuitas para los clientes. Por ejemplo, la puerta antes se abría con un botón sensitivo al tacto, de modo que había que buscarlo a fondo y mantener el dedo en el mismo sin referencia alguna, y además no se podía abrir con guantes, así que ahora es un pulsador el que abre la puerta.
Dentro no hay cambios aparentes, pero sí más potencia, con 619 CV frente a los 580 CV iniciales. Las levas que mueven el cambio han dejado el tarado durísimo que eligió Lewis Hamilton por uno más Jenson Button. El paso entre marchas también es más suave y el bonito ruido del escape se puede elegir entre “Confort”, “Normal” y “Sport” con independencia del uso del coche. Antes el sonido “Sport” sólo iba con el modo “Track”, y ahora podemos ir por la pista a fondo con el escape en posición suave, y viceversa.
En resumen, muchas mejoras que repasamos mientras nos movemos y el techo ocupa su lugar en la parte trasera, maniobra que realiza en 17 segundos. El sobrepeso es solo de 40 kilos, gracias a que el chasis ya era suficientemente rígido. Por el mismo motivo no varía la aceleración, con unos increíbles 3,1 segundos desde parado hasta los 100 km/h, y apenas pierde cinco kilómetros de velocidad máxima y llega hasta los 329 km/h. Lo más innovador de este coche es sus suspensión, hidráulica y sin estabilizadoras, que permite un suave paso por los baches en las rectas y una excelente actitud en curva, donde todo parece muy fácil para un coche tan veloz y que apenas inclina.
Entrar en las curvas requiere decisión, porque el coche entra en todas, en gran parte por el sistema de frenado selectivo que frena más las ruedas de dentro de la curva para crear un efecto direccional. La primera vez que probamos el McLaren esto no nos gustó, pero en el Circuito de Ascari le hemos cogido el truco rápidamente en una unidad mucho más “fina” en su funcionamiento. La brutal aceleración llega de forma suave al asfalto. Pensamos en algún coche con más de 600 CV y tracción trasera y solo nos viene a la mente el brutal 911 GT2, con el que para ir deprisa tienes que estar claramente concentrado. No en el
12C Spider, realmente suave aunque magníficamente veloz. Si frenamos fuerte actúa el freno aerodinámico trasero, un enorme alerón que se despliega en vertical y que haría las delicias de las retransmisiones de F1.
Con tal despliegue de tecnología la única pega es que apuntas a una curva, entras muy fuerte, frenas tarde, giras mal, corriges de pena y el coche pasa como si nada, con una velocidad, equilibrio y seguridad pasmosas, así que te deja un poco frío por su eficacia. Seguimos trazando a fondo las muchas carreteras con poco tráfico que rodean el circuito y, aunque la eficacia es auténticamente sobresaliente, la emoción no lo es tanto.
Su máximo rival en este juego, el 458 Italia, no es tan efectivo, su suspensión es más dura y no filtra tan bien, su sonido de motor es más agudo y bello y su paso por curva es más inquietante, lo tienes que hacer bien o puedes acabar con algún “problemilla” de estabilidad, y aunque esto rara vez sucede, el empeño en tener que hacerlo bien hace la conducción más emocionante. Se podría decir que es lo único que le falta a este 12C Spider, una pizca de emoción, porque el resto lo hace con control, confianza, precisión y obsesión. Algo que, como en la escudería de fórmula 1, este McLaren tiene en abundancia.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, Twitter o Instagram