Cuando pagas una auténtica millonada por un superdeportivo no solo compras el coche, también compras atención exclusiva, un tratamiento especial por parte de la marca y, en definitiva, “mimos” del fabricante. Por eso, no esperarías que, tras desembolsar más de un millón de euros por un McLaren P1, te hicieran ir a por él al concesionario: te lo mandan a casa bien envuelto.
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