El robo de coches es algo habitual y todavía más común es que los ladrones pongan el objetivo en los coches más vendidos, pues es de los que más demanda hay para repuestos. Cualquiera que tenga uno de los modelos que aparezca en la lista del top de ventas tiene que tener precaución, pero parece que en los últimos meses hay un coche en concreto que está llamando la atención de los cacos: el Renault Clio.
El francés es ya un veterano, con varias generaciones a sus espaldas y que, pese al auge SUV, sigue siendo muy exitoso en ventas. Valga como ejemplo su registro en septiembre, siendo el tercer coche más vendido en España (1.662 unidades), o el hecho de ir séptimo en el acumulado del año.
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Su éxito no es solo en el mercado español, y es que “en casa”, en Francia, también rinde muy bien a nivel comercial. Ahora, es el país vecino el que tiene un problema importante con los robos del modelo, que han aumentado de manera considerable en los últimos meses, según recoge Auto Plus.
Cada vez es más habitual la estampa de ver un ejemplar del Renault aparcado en plena calle, pero despiezado, operación que los ladrones llevan a cabo porque es relativamente sencilla y, sobre todo, muy lucrativa.
La zona en la que se centran en sobre todo en el frontal, del que toman paragolpes, faros y capós. El motivo radica en que son piezas que tienen mucho mercado de segunda mano, así que se revenden de manera rápida, sin complicaciones y son una fuente de ingresos prácticamente inmediata.
El medio pone ejemplos del punto al que ha llegado esta tendencia, como un vecino de Saint-Étienne al que le desmontaron su coche dos veces en cuestión de semanas, o el miércoles 4 de septiembre, en el que en una noche en Le Havre hicieron lo mismo con nueve unidades distintas.
Un negocio muy lucrativo
Simplemente, a los ladrones les resulta más lucrativo hacerse con piezas del coche que con el coche entero, a lo que se suma el hecho de que hacer desaparecer un vehículo, con la tecnología que tiene hoy en día (para geolocalizarlo, por ejemplo) es mucho más complicado.
Así, optan por la venta de piezas, que pueden alcanzar precios bastante elevados en páginas de compraventa: por los dos faros se puede pedir más de 1.000 euros, por un parachoques alrededor de 500 euros y por el capó unos 300 euros.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.