Debido a su posición en la parte frontal de los vehículos, los faros están expuestos tanto a las condiciones meteorológicas adversas como a los distintos elementos que las carreteras proyectan durante la conducción. Este desgaste constante reduce la capacidad lumínica, lo que representa un riesgo para los pasajeros en situaciones de baja visibilidad.
Por otra parte, la mayoría de los faros modernos están hechos de policarbonato, un tipo de plástico termoformable que se caracteriza por su facilidad para moldearse y manipularse. Sin embargo, este material tiende a oxidarse por la acción del sol y las fluctuaciones de temperatura, lo que provoca una pérdida de transparencia y un tono amarillento.
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Lo bueno es que el policarbonato puede restaurarse, permitiendo recuperar la funcionalidad de los faros. Aquí mostramos alguno de los mejores consejos caseros para hacerlo y aunque requiere un poco de paciencia, no ofrecerá resultados como los de los talleres especializados. Además, si el deterioro es severo, es probable que una única intervención no sea suficiente.
Limón y bicarbonato
Solo se necesita un recipiente en el que colocar el bicarbonato sódico. Tras cortar medio limón por la mitad, este se moja el bicarbonato y se extiende por todo el faro en círculos, repitiendo la operación las veces que sean necesarias para cubrir toda el área.
El bicarbonato reacciona con los ácidos del limón y se convierte en una receta con un amplio poder desengrasante. Tras esperar unos instantes, con la ayuda de un paño seco, se elimina toda la película de limón y bicarbonato. Si hiciera falta, se usaría agua para acabar de limpiar completamente la superficie de las ópticas.
Limpiar los faros con vinagre
El vinagre es un excelente producto de limpieza. Los más recomendados para estos menesteres son las variedades de manzana, blanco y vino tinto. Gracias a sus propiedades es muy eficaz eliminando la grasa, la cal y las manchas difíciles de la ropa.
Solo basta calentar un vaso de vinagre, sin que llegue a hervir. Esperar a que se atempere un poco y verterlo en un recipiente con pulverizador. Si no se cuenta con uno, también se puede aplicar en el faro directamente con ayuda de un paño. Tras dejarlo actuar unos minutos, hay que quitarlo utilizando agua y jabón. Terminar con un secado con una bayeta de microfibra.
Si las ópticas estuvieran muy sucias y opacas, la mejor solución es añadir al vinagre dos cucharadas soperas de bicarbonato una vez retirado del fuego. Aplicarla mezcla con un paño de microfibra realizando movimientos circulares. Tras dejarlo actuar durante unos minutos, aclararlo con abundante agua y jabón y secarlo bien con una bayeta.
Agua, jabón y lijas
Las lijas consiguen desbastar la superficie de los faros, ayudándoles a recobrar el brillo y la luminosidad. Para ello es necesario jugar con distintos gramajes de lija. Lo ideal es empezar con granulometrías de 500, pasar a la de 1.000 y terminar con un grano de 2.000.
Hay que empapar la lija con agua y trabajar con ella por la superficie del faro realizando movimientos circulares. Este sistema se va repitiendo con los diferentes granos. Posteriormente, se aplica una capa sobre la óptica de jabón líquido o en pasta. Se deja actuar unos minutos y se termina retirando el jabón con un paño húmedo.
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