España es uno de los principales destinos para los vecinos franceses. Fácil de llegar en coche, muchos de ellos aprovechan los periodos vacacionales para escaparse sin tener que reservar billetes de tren o de avión.
Antes, el precio de los combustibles, más barato que en Francia, era uno de los atractivos para aventurarse con el coche en territorio español. ¿Sucede lo mismo, ahora, con el precio de la electricidad?
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Pues si se le hace esta pregunta a John Stephen y a su mujer, probablemente la respuesta sea un rotundo no. Y es que esta pareja de jubilados franceses visitó España y se volvió a casa con un susto en forma de factura.
Para poder circular con tranquilidad por Madrid, el matrimonio alquiló un MG4 eléctrico. Obviamente, había que recargarlo, así que entre el 25 y el 26 de diciembre hicieron uso de los enchufes pertinentes.
Cuando volvieron a Francia, les llegó el recibo de la primera recarga: más de 70 euros. Les pareció caro, pero el total entraba dentro de los límites lógicos. El problema fue cuando recibieron el segundo cobro: más de 1.100 euros. Para alcanzar este total por cargar el coche eléctrico, este matrimonio tendría que haber enchufado el coche durante días. Algo que es imposible, porque no estuvieron tanto en España.
Es más, la factura de la segunda recarga marcaba una hora en la que es imposible que John Stephen estuviera haciendo uso del enchufe, porque se encontraba con su mujer subido en un Uber. Y tiene el documento que lo acredita.
Ahora intentan recuperar su dinero
Obviamente, detrás de toda esta historia hay un error, bien sea del sistema o del registro de la recarga del coche eléctrico. El problema es que, al pagar John Stephen con su tarjeta de Shell, los cobros ya se han hecho efectivos en su cuenta, por lo que este hombre ya ha abonado los 1.200 euros de las dos recargas para un coche eléctrico de alquiler.
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Ahora, desde Francia, están realizando los trámites correspondientes y la queja para poder recuperar su dinero, pero seguramente el proceso no sea tan rápido como este matrimonio podría desear.
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Graduada en Periodismo por la Universidad de Zaragoza, su primer contacto con el mundo del motor fue en los mundiales de MotoGP y Superbikes. Dio el salto al periodismo de motor hace cinco años y, desde entonces, sigue todo lo que tenga ruedas, especialmente si es made in Italy.