Científicos chinos dan con la clave para alargar la vida de los coches eléctricos: su propuesta parece de ciencia ficción

La vida útil de las baterías de los modelos sin emisiones tiene caducidad, pero con esta técnica se multiplicaría por ocho.

Batería coches eléctricos
Batería de un coche eléctrico.

A pesar de las mejoras experimentadas por los coches eléctricos, todavía hay aspectos que generan dudas. Uno de ellos tiene que ver con sus baterías, concretamente con su reciclaje. Una vez se degradan, tratarlas es muy caro, así que cuando llega el final de su vida útil se convierten en un problema. Pero ¿y si la solución fuera que duraran más tiempo?

Ese es precisamente el enfoque de un grupo de investigadores de la Universidad de Fudan, que han publicado en la revista Nature su idea para alargar la vida de las baterías: inyecciones de litio.

Lo primero que hay que tener claro es cómo funcionan las pilas. Éstas están compuestas de celdas que están conformadas por un electrodo positivo de litio y un electrodo negativo de carbono. Al cargase, los iones de litio se mueven del electrodo negativo al electrodo positivo; mientras que al usarse el coche los iones de litio vuelven al electrodo negativo.

Esto es lo que se conoce como un ciclo de carga y descarga, que es lo que mide la vida útil de una batería. Conforme se llevan a cabo estos ciclos, la batería va degradándose hasta el punto de que no puede almacenar casi energía y, por tanto, deja de ser útil para alimentar a un automóvil.

La pérdida de capacidad se debe a la presencia de depósitos de litio muerto, que son los iones de litio inactivos que ya no puede operar. Es precisamente ahí donde ataca el sistema presentado por los investigadores chinos.

Regenerar las baterías

Han dado con una nueva molécula, el trifluorometanosulfonato de litio (LiSO₂CF₃), que puede reponer los iones de litio que estén agotados. Su solución consiste en una inyección que se aplica a una batería que esté degradada o agotada, rejuveneciéndola y permitiendo que vuelva a funcionar.

La utilidad de este descubrimiento es enorme, puesto que puede alargar la vida útil de una batería (ponen el ejemplo de una celda comercial de grafito LiFePO4, que tras 11.818 ciclos tenía una retención de capacidad del 96,0%), así como revivir otras que ya estén agotadas.

Esto, si se desarrollase a gran escala, podría llevar a un ciclo de “reanimación” de baterías que hiciera que la generación de residuos fuera mucho menor, lo que sería más ecológico.

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