Aunque existen diferencias notables entre un coche de combustión y uno eléctrico, la capacidad de remolque es intrínseca a ambos. Un coche eléctrico puede montar una bola de remolque y tirar de una caravana, un remolque de motocicletas o incluso un transporte de caballos. Eso sí, no todos los modelos sin emisiones están preparados para ello y es fundamental tener en cuenta tanto la normativa como las capacidades técnicas del vehículo.
Primero, hay que asegurarse de que el coche está homologado para remolcar. Esto se consulta en la ficha técnica, ya que, muchos modelos eléctricos no permiten la instalación de la bola de remolque. En caso de poder montarse, también hay que pasar la correspondiente revisión técnica tras su colocación.
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En cuanto a los permisos, si el remolque no supera los 750 kilos, basta con el carnet B. Para conjuntos de más de 750 kilogramos, pero sin superar los 3.500 kg, se necesita el B96. Si se sobrepasa ese límite, será necesario contar con el permiso B+E.

Modelos eléctricos más capaces
Los SUV y berlinas potentes llevan la delantera en cuanto a capacidad de remolque dentro del segmento de los vehículos eléctricos. Por ejemplo, el Tesla Model X puede remolcar hasta 2.250 kilogramos, y modelos como el Audi Q8 e-tron, Hyundai Ioniq 5 o Kia EV6 también ofrecen capacidades de entre 1.600 y 1.800 kilos. Por su parte, el Volkswagen ID.4, puede tirar de un peso más modesto, solo 1.000 kilogramos, lo justo para arrastrar una caravana ligera. Por el contrario, los utilitarios eléctricos tienen limitadísima su capacidad de remolque, siendo nula en muchos modelos.

La autonomía, el gran talón de Aquiles
Arrastrar una caravana con un coche eléctrico tiene consecuencias directas sobre el consumo energético. Al peso adicional hay que sumarle el impacto aerodinámico del remolque, que obliga al vehículo a trabajar más, especialmente en autopistas o rutas con desniveles. Según distintas pruebas, el aumento del consumo puede situarse entre el 30 % y el 60 %. Esto significa que, si un coche eléctrico tiene una autonomía homologada de 400 km, con un remolque puede quedarse en apenas 160 o 200 km reales. La cifra exacta dependerá de lo que se está remolcando, la orografía, la velocidad media y las condiciones meteorológicas.
Pero no solo se trata de cifras. Esta reducción de autonomía implica más paradas para recargar, mejor planificación de la ruta y una logística más exigente. No todos los cargadores públicos están preparados para vehículos con remolque: muchos no tienen espacio suficiente para maniobrar, por lo que se hace necesario desengancharlo fuera de la zona de recarga para no molestar a otros vehículos. En definitiva, los usuarios de coches eléctricos pueden remolcar, pero deben de tener en cuenta todas estas variables.
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