El tipo de movilidad urbana por la que apuestan Acciona, Silence y la DGT

La marca española de motos y microcoches eléctricos presenta su innovador sistema de intercambio de baterías.

silence acciona

El consejero delegado de Silence, Carlos Sotelo (izquierda), con el director general de Tráfico, Pere Navarro.

Buena parte del futuro de la movilidad eléctrica, al menos en las ciudades grandes, pasa por subirse al coche o a la moto, conducir, sustituir en apenas un minuto la batería del vehículo cuando esta se agote y seguir conduciendo, sin angustia por la autonomía y sin necesidad siquiera de tener un enchufe cerca o un cargador en casa.

Así lo proponen Silence y Acciona (socio mayoritario de la marca) con el servicio de intercambio Battery Station, que ya cuenta con 145 estaciones de recarga en toda España, 20 de ellas en Madrid y otras 18 en Barcelona. El objetivo es acabar el año con 167 y sumar 250 en 2025. Las baterías intercambiables son compatibles con el escúter S02 y con el microcoche Silence 04, disponible en dos versiones  homologadas, respectivamente, como cuadriciclo ligero (con la velocidad limitada a 45 km/h) y cuadriciclo pesado (90 km/h). 

Silence ha mostrado este jueves el funcionamiento de estas estaciones de carga con el apoyo de la patronal de fabricantes de motos ANESDOR y la Dirección General de Tráfico (DGT). “Estamos al límite de la capacidad de entrada y salida de vehículos en las ciudades. Corremos el riesgo de quedarnos parados”, dijo hace unos días el director general de Tráfico, Pere Navarro, y la moto eléctrica puede convertirse en una de las soluciones. 

Intercambio de baterías

“Es una apuesta arriesgada, pero si no arriesgas no ganas”, ha dicho Navarro en referencia al sistema de baterías intercambiables. “Lo que podemos hacer desde la DGT es dar apoyo, entre otras razones porque la empresa es española, las motos se fabrican en España y las baterías también se hacen aquí. Con lo cual, es una gran apuesta casi diría que de país. La moto compartida ya está más o menos consolidada [Acciona gestiona una flota de 12.400 motos en España e Italia] y ahora el reto que tenemos es que la gente particular vaya a comprarse un escúter”, ha reflexionado Navarro.

Los usuarios que se adhieren a este sistema, compran el escúter o el coche, pero no la batería: pagan por su alquiler y por el servicio de intercambio. Este modo de recarga funciona mediante una aplicación móvil; cuando la moto o el coche ofrecen ya poca autonomía, el usuario elige la estación más cercana y reserva una batería, que se sustituye en apenas 30 segundos.

Con una capacidad de 5,6 kWh y un carrito incorporado, la unidad de se extrae con facilidad. Después de colocar la unidad usada en un punto de carga, puede seguir conduciendo. Muchos de estas estaciones, con capacidad para entre nueve y 18 baterías, están en gasolineras y funcionan 24 horas diarias, y otras se ubican en aparcamientos o centros comerciales.

Sotelo, consejero delegado de Silence, extrae una batería.

El coste del servicio parte de los 39,99 euros mensuales y ofrece un número ilimitado de intercambios. Por cada operación Silence cobra la energía consumida, que se calcula por la diferencia de carga entre la batería que se deja y la que se toma. El coste es de unos 90 céntimos por kilovatio hora. 

Alquiler de la batería

Carlos Sotelo, consejero delegado de Silence, sostiene que al usuario le sale más rentable alquilar la batería que comprarla. “En Barcelona, más del 80% de las motos se están vendiendo con esta modalidad. Se adquiere la moto a 3.200 euros y ofrecemos este servicio gratuito los primeros tres años”, ha explicado. 

Con el uso habitual de este tipo de motos (unos 5.000 kilómetros anuales, según ANESDOR), un usuario necesitaría al menos ocho años para amortizar el precio de la batería, sin contar con su degradación. El presidente de la patronal de las dos ruedas, José María Riaño, defiende las ventajas de este sistema. “El vehículo no es más caro que uno de combustión, tiene una autonomía más que sobrada y ofrece una solución con la que ya no somos dependientes de la infraestructura de recarga, con lo cual las tres principales preocupaciones del usuario están resueltas”.

De izquierda a derecha, Carlos Sotelo, José María Riaño y Pere Navarro.

Tanto los vehículos de Silence como sus Battery Stations están pensados para “un público puramente de ciudad”, en palabras de Sotelo. “En las áreas metropolitanas no necesitamos ir con coches de dos toneladas o de 1.500 kilos. Basta con un vehículo de 500 kilos y dos plazas; solo con una persona ya está ocupado al 50%”, ha añadido. El Silence S04 mide 2,28 de longitud, 1,26 metros de anchura y 1,27 metros de altura, es decir, la mitad de un utilitario convencional: ocupa poco espacio público y se aparca con facilidad.   

Los vehículos de Silence: S04 y S02

“Es importante que la gente tome conciencia de la importancia de usar un vehículo adecuado a las necesidades reales. Y en un entorno urbano creo que un microcoche de estas características es la respuesta a la congestión del tráfico”, ha asegurado el presidente de la asociación para el impulso de la movilidad eléctrica AEDIVE, Arturo Pérez de Lucia.

El Silence S04 está disponible en la versión básica L6e (cuadriciclo ligero). Se puede conducir con la licencia de ciclomotor desde los 15 años. Tiene la velocidad limitada a 45 km/h y ofrece una autonomía máxima de 175 kilómetros, y se vende por 9.870 euros. El cuadriciclo pesado L7e, a la venta por 11.680 euros, exige el permiso B (hasta la entrada en vigor del B1) y alcanza los 90 km/h.

Ambos se alimentan de dos baterías con una capacidad conjunta de 11,2 kW/h. El escúter S02, equivalente a un modelo de 125cc, alcanza los 90 km/h y ofrece 133 kilómetros de autonomía; cuesta 3.200 euros.

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