Un Kalashnikov para intentar derrotar a Tesla

El fabricante de armas prepara su entrada en el sector de los coches eléctricos con el objetivo de doblegar a Elon Musk.

Tesla

El prototipo Kalashnikov CV-1 presentado como "supercoche eléctrico".

En 1810, los hermanos Jean-Pierre y Jean-Fréderic Peugeot empezaron a fabricar cintas metálicas, sierras y muelles de relojería; en 1863, Adam Opel inició su andadura confeccionando máquinas de coser y unos años después (antes de pasarse a la automoción) se convirtió en el mayor fabricante del mundo de bicicletas. André Citroën arrancó su trayectoria haciendo engranajes industriales; Lamborghini nació como fabricante de tractores; la Corporación Kalashnikov (antes conocida como Izhmash) empezó a fabricar armas en 1801 y en eso sigue.

Sin embargo, en un giro inesperado, la empresa que dio un vuelco a la industria armamentística con el fusil de asalto AK-47 (1947) quiere ahora pasarse a los coches. O, al menos, meter el pie en el escenario de los eléctricos y comer terreno al Tesla Model 3. Exactamente el mismo objetivo parece tener James Dyson, rey de las aspiradoras e inventor de otros artilugios caseros rompedores: su plan es pasar de los electrodomésticos a la carretera y, por el camino, dejar en el arcén a la compañía de Elon Musk.

Los fabricantes de coches puede ir preparándose para recibir a dos nuevos intrusos. Kalashnikov, de hecho, ya ha presentado un primer prototipo de automóvil (además de una moto y un cuadriciclo) que recoge, en palabras de la empresa, el alma de un “supercoche eléctrico”.

Que a primera vista no lo parece, por qué negarlo. Las austeras y cuadradas líneas del Kalashnikov CV-1 están inspiradas en el IZh-21251 Kombi (1973-1997), pura estética de aquel Este comunista de los años setenta del pasado siglo. El prototipo de Kalashnikov se apunta en definitiva a la tendencia retrofuturista que otros ya han utilizado antes y, para justificar un diseño difícilmente asumible, la compañía sostiene que lo importante está en el interior. Pero hay dudas respecto a eso.

El motor del CV-1 rinde 295 CV, suficientes para que el coche acelere de 0 a 100 km/h en menos de seis segundos, y además cuenta con una batería por módulos de 90 kWh y un modo de recarga rápida. Sin embargo, y estas son las dudas, el fabricante ha anunciado una autonomía de solo 350 kilómetros, que se queda corta al lado de la de los modelos más representativos del mercado.

Cuando el coche llegue a producción será uno de los puntos que Kalashnikov debería mejorar. Lo que sí cambiará será el diseño exterior. La compañía ha dejado claro que su apuesta por los coches eléctricos va en serio y que, por otra parte, este CV-1 no es más que un banco de pruebas. Su futuro automóvil a pilas lucirá un aspecto muy diferente: el empeño en derrotar a Tesla así lo requiere.

Las aspiraciones de James Dyson

Dyson sí ha puesto fecha a su proyecto: 2020. La apuesta es firme y se retrasará un año a lo sumo. El reto no es solo bajar de su tambaleante trono a Musk (con un comportamiento errático en las últimas semanas), sino asentarse de forma estable entre los fabricantes de eléctricos. El plan, que cuenta con una inversión de unos 2.250 millones de euros, incluye el lanzamiento de tres modelos especialmente dotados tecnológicamente.

La empresa de las aspiradoras silenciosas no ha dado detalles sobre el rendimiento ni la autonomía de los coches, de los que en realidad apenas se sabe nada. El fundador de la compañía, James Dyson, ha adelantado únicamente que no serán baratos ni deportivos. Siguiendo la estela de sus electrodomésticos, está garantizado que serán modelos premium. El primero de ellos, con una tirada de 10.000 unidades, servirá para conseguir experiencia, conocer a los proveedores y tantear el mercado; los otros dos deberían consolidar la marca.

Hay otro apunte: al parecer Dyson quiere utilizar baterías de estado sólido, un avance fundamental para garantizar cargas rápidas y autonomías suficientemente elevadas como para convertir el coche eléctrico en una alternativa realmente viable.

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Sergio Amadoz

Periodista especializado en seguridad vial. Editor y redactor de El Motor desde 2016. Empezó a escribir de fútbol en 1998 en Diario 16 y ha trabajado en varios proyectos de Prisa Media desde 2000. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, es autor de ‘Aquí no se rinde ni Dios’ (2020).

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