Prácticamente todas las marcas están inmersas en un proceso de electrificación de sus gamas, lo que en la mayoría de los casos implica desarrollar un modelo (o varios) 100% eléctrico. El Mercedes EQC será el que abra la veda en el caso de la firma de la estrella, presentándose como un SUV medio que ya se ha dejado ver…, pero todavía cargado de camuflaje.
A pesar de este, se aprecian muchos detalles de cómo será la versión de producción del todocamino. Tendrá unas dimensiones considerables y optará por unas líneas suaves y redondeadas. Lucirá un capó bastante largo, así como una alargada caída del techo que busca maximizar el espacio disponible en el maletero. Los voladizos son muy cortos, dejando la mayoría de la longitud a la distancia entre ejes, lo que por una lado debería mejorar la habitabilidad en las plazas traseras y por otro prácticamente asegura que las baterías estén bajo la zona central del coche.
La estética resulta difícil de concretar, pero lo que más llama la atención, además de los alargados pilotos traseros, es el hecho de que el frontal cuenta con una parrilla de considerables dimensiones, algo totalmente opuesto a lo habitual en los vehículos eléctricos, que suelen renunciar a ella debido a sus menores necesidades de refrigeración.
El Mercedes EQC se encuentra en pleno proceso de desarrollo, que suele dividirse en un 35% para simulaciones y un 65% para pruebas en entorno real. La marca alemana afirma haber acabado con los test en entornos fríos, realizados a temperaturas de hasta -35 grados centígrados, y que ahora toca poner a prueba al SUV en ambientes de calor extremo, pudiendo llegar hasta los 50 grados. El principal objeto de estudio en ambas situaciones son las baterías, que con el frío pierden rendimiento y con mucho calor pueden llegar a dañarse.
Todavía no hay datos definitivos, pero en su día se apuntó a una batería de unos 70 kWh de capacidad y una autonomía por carga que rondaría los 482 kilómetros.
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