Llevaba meses anunciado y por fin se conoce el Mini eléctrico, una versión de cero emisiones del icónico vehículo que respeta fielmente la mayoría de rasgos del prototipo con el que se anunció hace ya un tiempo. De esta forma Mini entra de lleno en el cada vez más populoso mercado de compactos EV.
Su nombre comercial es Mini Cooper SE y es fácilmente reconocible como un modelo de la familia. Su estética es muy similar a la de las versiones de combustión, aunque sí luce ciertos detalles distintivos. El Mini eléctrico hace del amarillo verdoso su color característico, plasmándolo en los retrovisores, el logo de la trasera y la parrilla delantera, completamente carenada. El mismo tono aparece en el perfil de las llantas, con un peculiar diseño de cuatro aspas.
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También está presente en el habitáculo, un interior que cuenta con todo el equipamiento posible: cuadro de instrumentos digital de 5,5 pulgadas, displays específicos que reflejan la naturaleza eléctrica del coche, consola central con pantalla de 6,5 u 8,8 pulgadas, marco iluminado que varía el color en función del nivel de carga de la batería, etc.
Lo más relevante, sin embargo, es su sistema de propulsión eléctrico. Su motor desarrolla 184 CV y 270 Nm de par máximo y está alimentado por una batería de 32,6 kWh de capacidad, integrada en el suelo para rebajar el centro de gravedad del modelo y no afectar negativamente a su capacidad de maletero, que sigue siendo de 271 litros.
Esta configuración le permite acelerar de 0 a 100 km/h en 7,3 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 150 km/h, así como lograr una autonomía de hasta 270 kilómetros por carga. Este dato se queda un poco corto respecto al que ofrecen algunos de los modelos eléctricos recientes, como el Opel Corsa-e, el Peugeot e-208 y el Peugeot e-2008. Todos ellos superan los 300 kilómetros según el ciclo WLTP.
Como es habitual, cuenta con un sistema de recuperación de energía mediante frenada regenerativa. Incluye para ello dos modos de funcionamiento, uno de los cuales permite conducir mediante pedal único. Su tiempo de recarga en una toma de corriente convencional es de 3,5 horas, mientras que en un punto de 50 kW rellena el 80% de su batería en 35 minutos.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.