La Navidad siempre ha sido territorio hostil para los cuñados, pero este año hay un motivo más para la tensión familiar: el coche eléctrico.
La estampa es conocida: aparcas, apagas el coche y, antes incluso de quitarte el abrigo, ya estás calculando mentalmente si llegarás de vuelta con la batería que te queda.
Y ahí aparece el dilema: pedirle al cuñado (ese mismo que aún reniega de los coches eléctricos) si puedes enchufar el coche ‘un ratito’ en el garaje de su pareado.
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Según un estudio publicado por Ford en su plataforma From the Road, casi la mitad de los conductores de vehículos eléctricos en Europa reconocen sentirse incómodos al pedir recargar en casa de familiares o amigos.
El trabajo, realizado en varios países europeos y difundido por la marca coincidiendo con las fiestas, confirma que la recarga doméstica ajena se ha convertido en un nuevo campo de minas social. No tanto por el coste real de la electricidad (relativamente bajo para una carga parcial) como por la percepción. Muchos anfitriones no saben cuánto consume realmente un coche eléctrico, cuánto tiempo estará enchufado o si eso afectará a su factura. Y el invitado, por su parte, teme parecer abusón o inoportuno.
Ford acompaña los datos con recomendaciones de etiqueta que, en realidad, no difieren mucho de las normas básicas de convivencia. Preguntar antes de enchufar es la primera regla, igual que no dar por hecho que habrá un cargador disponible o que un enchufe doméstico solucionará el problema rápidamente.
La marca recuerda que una toma convencional puede necesitar muchas horas para aportar una autonomía significativa, lo que a menudo hace más sensato buscar un punto público cercano.
Otro foco habitual de fricción es el dinero. El estudio señala que ofrecer pagar la electricidad no siempre se percibe como algo natural en un contexto festivo, pero sí se valora el gesto de compensar de otra manera: un detalle, una invitación o, simplemente, no abusar del tiempo de carga.
Porque, como apunta el informe, el problema no suele ser el coste, sino la sensación de ‘ocupación’ del recurso, especialmente si hay más de un eléctrico en la reunión.
En el fondo, la conclusión es sencilla y muy poco tecnológica. La recarga del coche eléctrico entra en el mismo terreno que otras normas no escritas de las visitas familiares: sentido común, comunicación y algo de empatía. Especialmente con los cuñados, que ya tienen suficientes motivos para discutir sin añadir ‘kilovatios’ a la conversación.
Datos relevantes del informe
En el informe de Ford From the Road hay dos datos destacados con porcentajes, derivados de una encuesta a conductores de vehículos eléctricos en Europa (532 encuestados, del 1 al 5 de diciembre de 2025):
- El 49% de los conductores de vehículos eléctricos en el Reino Unido consideran incómodo pedir a sus anfitriones que les presten el cargador para el coche.
- El 12% de los anfitriones se enfadaría si un invitado les pidiera que cargaran su coche eléctrico.
- El 63% de los encuestados afirma que se plantearía fingir que necesitan cargar el coche eléctrico (‘una urgencia de carga’) para poder escaparse un rato de los familiares.
Puntos clave para no acabar discutiendo en Nochebuena:
- Pregunta siempre antes de enchufar el coche, aunque sea familia directa.
- No des por hecho que un enchufe doméstico solucionará tu autonomía en pocas horas.
- Planifica el viaje contando con carga pública cercana como alternativa.
- Evita monopolizar el punto de carga si hay más invitados con coche eléctrico.
- Compensa el gesto del anfitrión, aunque no sea necesariamente con dinero.
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Periodista especializado en motor desde hace más de 20 años, ha trabajado en diferentes gabinetes de prensa (Federación Española de Automovilismo o Circuito del Jarama) y medios especializados (Motor 16, Marca Motor o Auto Bild). Apasionado de coches, motos y, ahora también, de los cacharros con alas.
