Renault se ha convertido en abanderada de la tendencia de recuperar coches clásicos y transformarlos en eléctricos. El primero fue el Renault 5, le siguió el Renault 4 y ya se ha anunciado el regreso del Renault Twingo. Con una gama de modelos base ya establecida a futuro, ahora se ha soltado la melena con el Renault 5 Turbo 3E.
Basta con echar un vistazo para apreciar que se trata de una reinterpretación en clave moderna del mítico ‘Culogordo’, el R5 Turbo original, cuya imagen agresiva y mecánica de alto rendimiento mantiene.
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Como en su antepasado, está basado en el R5 convencional, aunque llevado al extremo. Las angulosas formas del utilitario se aprecian en toda la sección superior, así como en detalles como los faros delanteros o los traseros. Sin embargo, la zona inferior ha pasado muchas horas en el gimnasio.
La carrocería se ha ensanchado de manera considerable, algo que queda patente sobre todo en los musculosos pasos de rueda, los traseros contando con entradas de aire en la parte anterior.
El frontal luce tres pequeñas tomas de ventilación por debajo del logo, faros antiniebla conformados por cuadrados y un paragolpes que prácticamente llega al suelo. Las llantas bitono tienen grandes dimensiones y las extensiones de los faldones amplían la base del modelo. La zaga, por su parte, integra dos alerones, uno coronando el techo y otro a la altura de los pilotos, pero lo que más llama la atención es el radical difusor.
No se han mostrado imágenes del interior, pero debería estar basado en el del R5 convencional.
Una mecánica a la antigua usanza
Lógicamente, al ser eléctrico no recoge directamente el testigo del R5 Turbo, pero desde Renault han querido que mantenga esa configuración de ‘todo atrás’ del original, motivo por el que será un modelo de tracción trasera con el motor atrás.
Mejor dicho, motores, pues empleará dos que desarrollan una potencia de más de 500 CV, lo que le permite acelerar de 0 a 100 km/en “poco más de tres segundos”.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.