Suiza ha anunciado que, ante un escenario de escasez energética, prohibirá este invierno el uso de los coches eléctricos salvo en casos absolutamente necesarios. El Consejo Federal helvético advierte de este tipo de restricciones para momentos en que haya riesgo de un apagón generalizado en la red por sobrecarga.
Sin embargo, establece excepciones si se utiliza el coche para actividades imprescindibles como ir a trabajar, acudir al médico o a la farmacia, o realizar compras de primera necesidad.
Además, durante estas situaciones de alerta, calificadas de Nivel 3, la velocidad en las autopistas se reducirá. Una situación que busca evitar un fallo total en el suministro eléctrico cuando las condiciones meteorológicas empeoren y sobrevenga un riesgo de desabastecimiento.
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Suiza y la energía eléctrica
Suiza produce la mayor parte de su energía eléctrica mediante la generación hidráulica de sus embalses. Pero también es dependiente de terceros, como Francia y Alemania, desde donde importa el resto de la electricidad que consume.
En estos países, la crisis de aprovisionamiento de gas a causa de la guerra de Ucrania y el consiguiente aumento de precios también han puesto en peligro el abastecimiento invernal de electricidad.
Penuria provocada por el frío
Francia, por su parte, ya ha advertido a sus ciudadanos de que este invierno, cuando las temperaturas sean más bajas, habrá riesgo de cortes en el suministro. Una circunstancia que también podría llevar al país vecino a limitar las recargas en la red eléctrica de los coches eléctricos durante estos periodos de penuria.
Son unas medidas que no solo afectarán a los modelos sin emisiones, que en Europa son todavía muy escasos frente a los de combustión (2,3% en Suiza, 1% en Alemania y 0,6% en Francia). En estos casos de alerta energética, las limitaciones para consumir electricidad también afectarán a los electrodomésticos, con un máximo de 400 grados para las lavadoras, y la calefacción en ciertos establecimientos públicos y en las empresas.
El problema de escasez energética al que se enfrenta ahora el coche eléctrico en el continente europeo no es algo nuevo. Ya sucedió el año pasado en California (EE UU), cuna de la electrificación del automóvil.
En su caso, las restricciones no fueron producidas por el frío, sino por todo lo contrario. Las elevadas temperaturas del verano obligaron a las autoridades estatales a limitar el horario para recargar los coches eléctricos y garantizar así el suministro necesario para mantener la refrigeración en el interior de los edificios.
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