Las temperaturas empiezan a bajar y toca ponerse en modo invierno. Los conductores deben revisar ciertos elementos de sus coches para adecuarlos a esta estación, sin perder de vista el combustible cuando se visita la gasolinera.
Y es que al igual que pasa con los neumáticos, también hay combustibles de invierno, específicos para esta estación. No hay que pedirlos de una manera especial ni buscarlos en los surtidores, ya que las gasolineras suelen hacer el cambio automáticamente cuando llegan los meses de frío.
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El diésel de invierno no es otra cosa que gasóleo fabricado con unas proporciones distintas para reducir su punto de congelación. El proceso de fabricación de este combustible adaptado a la temporada invernal empieza directamente en las refinerías y acaba en las estaciones de servicio, por lo que la transición del gasóleo de verano al de invierno es un proceso largo y premeditado.
Desde Eurowag explican que ya en las refinerías, de cara al invierno, se sustituye la parte más pesada de este combustible por una mayor cantidad de parafina. La parafina es mucho más ligera, pero también más cara, por lo que en estas estaciones la transición debe estar muy medida.
Después, en las gasolineras se debe estimar el volumen de ventas de gasóleo de invierno para evitar excedentes. Durante esta estación, las estaciones de servicio más pequeñas o con menor rotación de los combustibles son las que más pueden sufrir logísticamente la transición del diésel de verano al de invierno.
Lo mismo sucede con la gasolina, que para que sea de invierno recibe una serie de aditivos que mejoran el rendimiento del combustible y el trabajo que hace el motor del coche. El cambio en las gasolineras también es automático.
¿La gasolina o el diésel se congelan?
El punto de congelación de la gasolina esta en los -107 °C, así que es imposible que este combustible llegue a congelarse. A partir de los -40 °C, la gasolina sí puede llegar a cristalizarse y esos cristales obstruirían el filtro del combustible. Este no es un problema al que vayan a enfrentarse los conductores españoles, pero es un dato a tener en cuenta.
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El diésel, por otro lado, tiene un punto de congelación en torno a los -10 °C. Esta temperatura, aunque no habitual, es muy fácil encontrarla en zonas de montaña o regiones muy frías de España.
Cuando se habla de punto de congelación, sin embargo, no significa que el gasóleo pase a ser un bloque sólido. La parafina que suele incorporar este carburante se cristaliza, un proceso que espesa el diésel. Este cambio de estado provoca que el gasóleo sea más denso y no fluya bien por los conductos que lo inyectan en el motor.
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