Ahora que los combustibles están más caros que nunca, quedan como alternativa los trucos de ahorro. Y conviene saber, por ejemplo, que no es lo mismo repostar un lunes que un jueves.
Cuando no queda más remedio que usar el coche privado, hay que buscar las gasolineras baratas y aplicar técnicas de conducción eficiente, pero además se puede elegir el mejor día para repostar. También merece la pena estar pendiente día a día del precio de la gasolina.
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El mejor día de la semana para echar gasolina
¿Qué día de la semana es más barato echar gasolina? Como recuerda el club de automovilistas RACC, “las marcas distribuidoras suelen aprovechar los patrones de movilidad colectivos para ajustar sus políticas comerciales, de manera que los días de mayor demanda los precios son más altos”. Siguiendo este razonamiento, sale más rentable llenar el depósito un lunes que un sábado.
¿Y cuál es la mejor hora para echar gasolina? Esta pregunta tiene una respuesta más complicada, pues supone afinar en exceso. Depende, en realidad, de cada estación de servicio. Muchas gasolineras cambian los precios a medianoche, pero no todas siguen el mismo esquema.
Por otra parte, también se aconseja adelantarse unos días a las operaciones salida en los puentes o en verano, y evitar, en lo posible, repostar en las autopistas: los precios suelen ser más elevados.
Gasolineras baratas
Con un combustible económico se pueden ahorrar unos 20 céntimos por litro, es decir, diez euros por recarga en un depósito de 50 litros. Aparte del precio, otro argumento a favor de las gasolineras baratas (que pueden encontrarse en Google Maps y en otras aplicaciones) es que cualquier carburante que se venda en España debe cumplir, por ley, unas especificaciones mínimas publicadas en el Boletín Oficial del Estado.
Todas las petroleras llenan sus tanques en Exolum, la antigua Compañía Logística de Hidrocarburos. La diferencia principal de los combustibles de más calidad son los aditivos, que con el tiempo mejoran el rendimiento del motor (que consume menos) y alargan su vida útil, pero en el bolsillo no se aprecia a simple vista.
Velocidad
La velocidad de desplazamiento es uno de los grandes enemigos del consumo, y basta reducirla ligeramente para empezar a notar los beneficios. En el uso diario, circulando entre el tráfico, resulta complicado sacar partido a esta solución, pero en los viajes por autopista sí que es factible. Bajar de 120 km/h a 110, por ejemplo, puede disminuir el gasto (según modelos) en torno a 0,3 litros cada 100 kilómetros.
Aprovechar la inercia
Cuanto menos se acelere, menos se consume. Dejar que el coche se desplace por su propia inercia, sin presionar el pedal, es una de las soluciones maestras para recortar el gasto: puede llegar a suponer hasta medio litro menos.
En ciudad, conviene dejar de acelerar antes de llegar a los semáforos, y alcanzarlos llegando con el coche a vela, como si planeara sobre el asfalto. Y en carretera y autopista, tratar de aprovechar cada bajada para levantar el pie del acelerador (pero sin poner punto muerto, con una marcha engranada).
Evitar acelerones
Para ahorrar combustible hay circular en la marcha adecuada. Así se logra que el motor funcione en un régimen de revoluciones óptimo, en el que no vaya ni forzado ni demasiado desahogado. De esta manera el consumo será más contenido y la respuesta del automóvil óptima. Salvo excepciones, lo más adecuado es que el motor no se revolucione más de la cuenta.
Apaga el motor en detenciones largas
Si vas a estar un tiempo detenido, aunque solo sean un par de minutos, apaga el motor, pues de lo contrario estará gastando combustible de manera inútil. En todo caso, no conviene abusar: si las paradas van a ser muy constantes y muy cortas, el ahorro de combustible no va a compensar, pues se castiga en exceso al motor de arranque y a la batería.
Neumáticos
Incrementar ligeramente la presión de los neumáticos, una o dos décimas por encima del valor recomendado por el fabricante (tampoco más), permitirá también reducir el gasto, gracias a que se consigue una menor resistencia a la rodadura.
La presión conviene ajustarla con las ruedas frías, es decir, ir a una gasolinera lo antes posible al salir de casa. Si al final se hace con las cubiertas calientes, subir otras dos décimas más. El potencial de mejora ronda los 0,2 litros.
Aire acondicionado
En la mayoría de coches modernos, el compresor del aire acondicionado está desacoplado del motor, y su conexión apenas tiene incidencia en el gasto de combustible. Pero todo suma y, si la temperatura lo permite, apagarlo ayudará a reforzar el ahorro.
En vehículos más antiguos, si suele haber conexión física con el motor, y no utilizar el aire puede llegar a recortar el consumo hasta 0,5 litros cada 100 kilómetros.
Maletero y peso
El maletero del coche no es un trastero. Pero muchos conductores llevan bultos perpetuos en la zona de carga que no hacen sino elevar el peso total del vehículo. Transportar 100 kilos extra, por ejemplo, sube el gasto del orden de 0,3 litros.
Eliminar esos objetos innecesarios, y hacer también un equipaje de vacaciones razonable, sin pretender llevar media casa a cuestas, puede ahorrar 50 kilos y otra décima de consumo.
La aerodinámica del vehículo
Todo lo que sea romper la aerodinámica del vehículo e interrumpir el flujo del aire, va a hacer que este necesite más energía para moverse. Por eso, a altas velocidades no es recomendable circular con las ventanillas abiertas.
Ocurre lo mismo con las bacas y los cofres de techo sean prácticos para llevar más equipaje, afectan de manera negativa a la aerodinámica del vehículo y aumentarán el consumo. Por eso, si no es para un viaje en el que sean imprescindibles, conviene desmontarlos.
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