El consejo de un mecánico para los viajes largos de estos días: “Es básico para cuidar una pieza tan cara como el turbo”

El 11 de abril arrancó la Operación Especial de Semana Santa, para la que la Dirección General de Tráfico (DGT) prevé 15.840.000 desplazamientos por carretera. Un mecánico de TikTok tiene un consejo para muchos de estos conductores.

Desde su cuenta, FRpassion, recuerda que hay gestos que los usuarios llevan a cabo cada vez que cogen el coche. Acciones con las que están matando, poco a poco, a su vehículo sin enterarse. Aquí radica la importancia de sus recomendaciones “para que cuides al máximo las partes y componentes más caros”.

El turbo y los viajes largos

En el vídeo da varios consejos, pero el primero es fundamental para todos aquellos que van a viajar en Semana Santa y la mecánica de su vehículo integra una pieza concreta: “Si tu coche tiene turbo, que a día de hoy es bastante común en los modelos modernos, sabrás que es una pieza muy cara. Y si no, ya lo sabes”.

Así las cosas, según este mecánico, esto es lo que hay que hacer: “Si venimos de un viaje largo y hemos estado exigiéndole bastante al coche, lo que vamos a hacer, antes de llegar al destino, los dos kilómetros antes, vamos a ir muy despacito, con aceleraciones muy suaves y bajito de revoluciones”.

Sin olvidar el último paso: “Cuando lleguemos al destino, vamos a dejar el motor al ralentí dos ‘minutitos’ para cuidar esa pieza tan cara y delicada como es el turbo”

Una avería de miles de euros

Lo cierto es que los turbos están diseñados para que tengan una vida útil muy larga, pero con gestos de este tipo es posible que se estropeen. Al apagar el motor sin esperar ese lapso de tiempo, los rodamientos pueden averiarse: al parar el propulsor, también se detiene la bomba de aceite y se corta el circuito de lubricación. Esto da pie al desgaste.

El precio de reparar o cambiar un turbo oscila entre los 500 y los 3.000 euros: todo dependerá de la gravedad de la avería y del modelo. El RACE apunta que este componente para un coche antiguo puede costar unos 1.000 euros. En uno nuevo la cifra supera los 1.500 euros. Y si es posible repararlo sin necesidad de sustituirlo por uno nuevo y el precio puede rondar los 500 euros.