Los radares son ya un elemento común en las carreteras españolas, pues su presencia y formatos no dejan de aumentar de manera constante. Según el primer Observatorio de Radares en España, elaborado por Coyote, el ritmo es incluso más acelerado de lo que podría parecer, y es que los datos apuntan a que en 2021 aumentó su número en un 4%.
En toda España hay actualmente 2.460 radares, y los más habituales son los fijos (1.877 dispositivos). Les siguen, a mucha distancia, los de semáforo (391) y cierran el podio los destinados a comprobar el uso del cinturón y el móvil (213). Los que por el momento suponen la minoría son los de tramo, aunque ya se han instalado 159.
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En cuanto a las comunidades autónomas con más presencia de radares, la clasificación la encabezan estas cinco:
- Cataluña: 660
- Andalucía: 337
- Castilla y León: 319
- Madrid: 203
- País Vasco: 202
Otras cuatro comunidades cuentan con más de 100 dispositivos en su territorio: Galicia (168), Comunidad Valenciana (156), Castilla-La Mancha (118) y Aragón (108). Y por debajo hay otro grupo formado por Asturias (70), Islas Baleares (58), Canarias (56), Extremadura (55) y Navarra (55).
Además, según las previsiones de Coyote, durante 2022 la cifra podría aumentar en otro 10%.
La nueva ley de tráfico y los radares
La nueva ley de tráfico acaba de entrar en vigor y entre los múltiples aspectos que trata, el de los radares y los dispositivos para su detección y aviso de su presencia es uno de ellos.
A este respecto la ley es muy clara: los únicos dispositivos legales son los avisadores de radar. Utilizando información extraída de organismos oficiales y utilizando el GPS, indican en qué puntos hay radares y de qué tipos son.
Por lo tanto, tanto los detectores de radares como los inhibidores de radares son ilegales. Los primeros utilizan las frecuencias de radio con las que funcionan los radares para localizarlos, aunque su ubicación no sea pública. Antes, la norma castigaba el uso de los detectores; ahora penaliza el hecho de llevarlos montados en el coche. Se considera infracción grave, implica la retirada de tres puntos del carnet y el pago de una multa de 200 euros.
Los inhibidores emiten una frecuencia que hace que los radares no funcionen y su uso se considera infracción muy grave. Se castiga con la retirada de seis puntos de carnet y una multa de 6.000 euros. Además, los talleres que instalen este tipo de dispositivos se enfrentan a multas de hasta 20.000 euros.
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