El coche no es la playa, pero ponerse crema solar antes de coger el volante debería ser un gesto tan habitual como abrocharse el cinturón. Aunque casi nadie caiga en la cuenta del riesgo, dentro del coche se recibe una abundante y peligrosa radiación solar, especialmente en verano. Y en la mayoría de los vehículos solo el parabrisas cuenta con una protección adecuada contra los rayos UV.
El riesgo aparece por los laterales. Salvo raras excepciones, las ventanillas son un escudo nulo o insuficiente, con un factor de protección por debajo de 16: inservible para evitar los daños de la luz solar en el cuerpo. Las consecuencias de la exposición a estos rayos son acumulativas y están asociadas al 90% de los cánceres de piel, según los expertos.
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Algunos estudios, de hecho, han demostrado daños asimétricos en la piel de conductores habituales: el brazo izquierdo y ese lado de la cara sufren más lesiones que la otra parte del tronco y el rostro.
Y en los países donde se conduce por la izquierda, ocurre al contrario. Como solución más acertada, la Skin Cancer Foundation recomienda laminar las lunas de los turismos y otros vehículos.
La técnica del brazo izquierdo
“40 años conduciendo y el brazo izquierdo al borde del cáncer de piel. Buen consejo: crema o manga larga”. Esta es la respuesta de un usuario de TikTok al vídeo de José Goya, conductora que admite: “A veces tengo el bote de crema y no me pongo porque me da pereza… Pero no, hay que echarse crema sobre todo en el brazo que va dando e sol todo el día”.
@cocotruckergirl Respuesta a @Jose Goya319 ♬ sonido original – coco truckergirl
Sol por las ventanillas, el mayor peligro
Hay varias razones por las cuales las ventanillas no incluyen protección solar. En primer lugar, por una cuestión de ahorro, tanto de costes de fabricación como de peso total del coche, que consumiría algo más. Las marcas que ofrecen como opción el acristalamiento contra los rayos UV cobran entre 300 y 600 euros por este paquete.
Pero son casos aislados porque la demanda es limitada. Ni los usuarios lo piden ni las administraciones lo recomiendan, como sí hacen, por otra parte, con numerosas medidas de seguridad. Sucede al contrario, más bien. Como en otros muchos países, en España el código de circulación prohíbe expresamente “la colocación de vidrios tintados o coloreados no homologados”.
Aunque el artículo 19 habla de garantizar “la visibilidad diáfana del conductor sobre toda la vía por la que circule”, tácitamente se ha entendido siempre que no se permite el oscurecimiento de los cristales para asegurar la identificación del automovilista desde fuera. Como excepción, las personas diagnosticadas de lupus sí pueden utilizar filtros especiales, según regula una la Orden IET/543/2012 del 14 de marzo.
Laminado en las ventanillas traseras
Como solución intermedia, algunas empresas especializadas, como Carglass, aplican una lámina especial a la cara interna de las ventanillas traseras que bloquea el 99% los rayos UV. Aparte de proteger la salud de la piel, el laminado reduce en buena medida los riesgos de deslumbramientos, con la consiguiente mejora en la seguridad del coche.
Y en palabras de la Dirección General de Tráfico (DGT), esta solución permite “un mejor uso del aire acondicionado”, lo cual reduce el consumo de combustible. La climatización del coche supone un incremento del gasto de un 4,6 % en los diésel, un 3,8 % en los coches de gasolina y un 6,1 % en los híbridos, según un estudio de Emission Analytics.
Además, este tipo de tintado de lunas también impide que la ventanilla se rompa en mil pedazos en caso de accidente y, además, protege en cierta medida de los robos porque dificulta la visión del interior del turismo.
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Periodista especializada en marketing digital. Comenzó su carrera en televisión en Chile y de allí dio el salto a la prensa. En Diario As, de Prisa Media, se especializó en SEO, con la creación de contenido estratégico y optimización web, para llegar a Prisa Motor.