El peligro de comprar este tipo de coches de segunda mano: repararlos puede costar hasta 8.000 euros

La transmisión automática es un punto clave en la compra de un coche usado. Al considerar la adquisición de un vehículo de segunda mano con cambio automático, es fundamental dedicar especial atención a este tipo transmisión. Este componente, aunque ofrece una conducción más suave, suele ser más complejo y propenso a averías que las transmisiones manuales.

Por ello, se recomienda realizar una inspección exhaustiva, incluyendo una prueba de conducción, para detectar cualquier signo de desgaste, ruido inusual o dificultad para cambiar de marcha. Una transmisión en mal estado puede generar costos de reparación elevados y afectar significativamente el rendimiento y la fiabilidad del vehículo.

Si el problema es el líquido de la transmisión automática, el arreglo es barato. Este fluido, que lubrica y enfría el sistema, se degrada con el uso y se debe cambiar periódicamente. El primer cambio aguanta hasta los 90.000 kilómetros, mientras que los posteriores se deben realizar cada 60.000 o 70.000 kilómetros aproximadamente, aunque estos intervalos pueden variar según el vehículo y su uso.

Problemas en la transmisión automática

Uno de los primeros indicios de un problema en la transmisión automática es la dificultad para cambiar de marcha. Esto puede deberse a una variedad de factores, como un bajo nivel de líquido de transmisión, desgaste en los componentes internos o fallos electrónicos. Además, es importante prestar atención a ruidos inusuales, como golpes o zumbidos, que pueden indicar problemas en las válvulas o en el convertidor de par.

Las vibraciones al acelerar o al ralentí son otra señal de que la transmisión automática puede estar fallando. Estas vibraciones pueden ser causadas por un desequilibrio en el convertidor de par o por problemas en los soportes de la transmisión. Asimismo, si el vehículo patina o resbala al acelerar, es probable que los embragues internos estén desgastados o dañados.

Amenazas más graves

Los malos olores y las fugas del fluido de la transmisión pueden derivar en situaciones más graves y costosas. Un olor a quemado proveniente de la transmisión es una señal clara de sobrecalentamiento y desgaste excesivo del líquido de transmisión. Además, las fugas de líquido pueden provocar una pérdida de presión y afectar el funcionamiento adecuado de la transmisión. Es fundamental inspeccionar cuidadosamente el área debajo del vehículo en busca de manchas de líquido.

Reparaciones costosas

Las reparaciones de una transmisión automática suelen ser muy costosas, especialmente si se requiere reemplazar componentes internos, llevando la factura hasta los 8.000 euros. En algunos casos, puede ser más económico comprar un vehículo con una transmisión en buen estado. Por ello, hay que evaluar cuidadosamente los riesgos y beneficios antes de tomar una decisión.

Para evitar sustos, es recomendable que, antes de comprar un coche usado con transmisión automática, un profesional realice una inspección. Un mecánico experimentado podrá identificar problemas ocultos que podrían pasar desapercibidos para un comprador no especializado. Además, es importante solicitar el historial de mantenimiento del vehículo para verificar que se hayan efectuado los cambios del líquido de la transmisión y las reparaciones necesarias.