Con la llegada del frío y la humedad, el vaho se convierten en el peor acompañante durante los trayectos diarios en coche. Esta condensación, tan común cuando el mercurio del termómetro alcanza los valores bajos, puede ser un verdadero obstáculo para una conducción segura. Y es que, una visibilidad reducida dificulta enormemente la conducción, incrementando el riesgo de accidentes.
Ya sea al cambiar de carril, al realizar un giro o simplemente al identificar señales de tráfico, el vaho puede obstaculizar la visión del conductor, generando situaciones de estrés y poniendo en peligro tanto a quien conduce como al resto de usuarios de la vía. Además, el constante esfuerzo por intentar despejar el cristal puede distraer al conductor y disminuir su atención en la carretera.
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¿Por qué se empañan los cristales?
La condensación es un proceso físico en el que el vapor de agua cambia de estado gaseoso a líquido al entrar en contacto con una superficie más fría. Este fenómeno, conocido como licuefacción, genera una película de humedad que obstaculiza la visión a través de los cristales. La formación de vaho en los vehículos es consecuencia de la diferencia de temperatura y humedad entre el habitáculo y el exterior.
El aire caliente y húmedo del interior se enfría al tocar los cristales, provocando la condensación del vapor de agua. Entonces, para evitar la condensación, es necesario mantener el equilibrio entre la temperatura interior y exterior. Para ello, se deben de mantener los cristales limpios y usar el sistema de circulación de aire, colocando las salidas apuntando a los cristales empañados.
Truco para evitar la condensación
Uno de los productos de baño que mejor funcionan para evitar que se forme condensación en los cristales del coche es la espuma de afeitar. Esta contiene tensioactivos, sustancias que reducen la tensión superficial de los líquidos. Al aplicar espuma en el cristal, estos tensioactivos crean una capa invisible que repele el agua. Cuando el aire húmedo entra en contacto con esta capa, las moléculas de agua se deslizan sobre ella en lugar de adherirse al cristal, evitando así la formación de gotas de condensación.
La forma de uso es sencilla. Se debe aplicar una pequeña cantidad de espuma en el cristal interior, extendiéndola de manera uniforme con un paño suave y, posteriormente, retira el exceso. La espuma crea una barrera protectora que repele la humedad, evitando así que se forme condensación.
El truco de la patata
Si no se tiene a mano espuma de afeitar, una patata también quede ayudar a que no se cree condensación en los cristales. Para ello, se debe frotar medio trozo de patata sobre el cristal desde el interior, y luego limpiar los restos con un paño húmedo, es una excelente técnica para evitar que el cristal se empañe. Esto se debe a que el almidón presente en la patata actúa como un repelente de la humedad.
Curiosamente, este método era muy popular en los antiguos rallies. Además, también se puede usar la patata en la parte exterior de los cristales para mejorar la visibilidad cuando llueve.
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