Conducir durante el embarazo puede presentar ciertos riesgos, pero no es necesario dejar coger el coche si no hay ningún tipo impedimento. Aunque bien es cierto que hacia el final de la gestación puede resultar incómodo colocarse detrás del volante, cualquier mujer embarazada puede seguir conduciendo siempre y cuando el médico no indique lo contrario y el propio embarazo lo permita.
No obstante, sí que es necesario tomar una serie de precauciones si se conduce embarazada, ya que hay ciertos aspectos de la gestación que puede influir en la conducción.
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Por ejemplo, durante el embarazo, es común experimentar una mayor fatiga y somnolencia, lo que puede afectar negativamente los tiempos de reacción y la atención en la carretera. La falta de sueño y el cansancio pueden llevar a una disminución en la capacidad de concentración, aumentando el riesgo de accidentes.
Igualmente, las náuseas y vómitos que algunas mujeres sufren durante el embarazo pueden aumentar la distracción y disminuir la concentración en la carretera. Un consejo es llevar agua y snacks saludables en el coche para ayudar a mitigar estos síntomas y, si es necesario, detenerse para descansar.
Por otro lado, el aumento de peso y los cambios en la postura pueden afectar la comodidad al conducir y la capacidad para alcanzar adecuadamente los pedales y el volante. Desde el RACE aconsejan no dejar menos de 25 centímetros entre asiento y volante, un espacio suficiente para que el bebé no sufra ningún tipo de roce en caso de frenada de emergencia o accidente.
También es importante saber cómo colocarse el cinturón de seguridad. Lo ideal es que la banda horizontal esté por debajo del abdomen y se ajuste con los huesos de la cadera, mientras que la banda diagonal debe estar entre esternón y hombro, sin apoyarse sobre el pecho ni rozar el cuello.
Peligros de conducir durante el embarazo
Hay varios peligros de conducir estando embarazada. El abdomen prominente y los cambios en la anatomía pueden aumentar el riesgo de lesiones tanto para la madre como para el bebé en caso de un accidente, ya que cualquier impacto puede ser más grave debido a la posición del bebé y la sensibilidad del área abdominal.
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Existe también, en las últimas semanas, el riesgo de parto prematuro. Cualquier impacto o frenazo brusco puede adelantar el parto o causar traumatismos en el bebé. A la hora de conducir, es importante que las embarazadas, sobre todo aquellas con condiciones médicas previas, consulten la seguridad de hacerlo con su médico.
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